Hola me encantan las novelas eróticas y voy a contarles una experiencia mía lo intentare hacer en un formato narrativo lo mas cercano a una novela
Hace un par de años, tuve una experiencia que podría catalogar como una fantasía casi cumplida. Me contactaron para ser docente examinador de exámenes de título en una universidad. No mencionaré la carrera, ya que no es relevante, pero mi rol consistía en corregir y apoyar los proyectos finales de los alumnos. La mayoría de los estudiantes eran mujeres, y las clases se impartían en modalidad híbrida: mitad online y mitad presencial.
Era uno de los docentes más jóvenes, en contraste con mis colegas, que en su mayoría eran mayores. Esto me permitió conectar mejor con los alumnos, especialmente porque entendía sus memes, chistes y referencias, incluso cuando se trataba de animes o videojuegos. Esto generaba sorpresa y simpatía, ya que, aunque soy bastante friki, no lo aparento.
Con el tiempo, empecé a generar cierta amistad con una alumna. En las sesiones de Zoom, siempre pedía exponer de las últimas. Cuando los demás terminaban, se retiraban, dejándola como la única participante. A veces hacía comentarios como “qué lindo se ve, profe”, lo cual me incomodaba un poco porque las sesiones eran grabadas. Solía responder con un simple “gracias” para cortar el tema, pero un día descubrí que si cerraba la sesión desde mi cuenta de docente, la grabación se detenía, aunque la videollamada continuara.
A partir de entonces, cada vez que terminaba su exposición, cerraba la sesión con un “perfecta presentación, nos vemos mañana”. Ella fingía despedirse, y luego conversábamos más relajados. Solía contarme que le encantaba cocinar, algo que compartíamos en común, por lo que nuestras charlas giraban en torno a recetas y comidas.
Esta rutina se volvió algo habitual, y con el tiempo, la alumna comenzó a mostrar más confianza. Un día, al quedarnos solos, se quitó un suéter, quedándose con un top ajustado que acentuaba su figura delgada y sus tetas redondas no eran muy grandes pero estaban bien proporcionadas a su cuerpo. Aunque me sorprendió, revisé que la sesión no estuviera siendo grabada. Sus palabras y actitudes me halagaban, especialmente cuando decía que era su "profesor favorito" eso me calentaba un montón.
Cuando llegaron las clases presenciales, prometió llevarme unas galletas hechas por ella misma. El primer día presencial, llegó con unos jeans ajustados y una polera blanca que realzaban su figura. Me limité a tratarla como a cualquier otra alumna, disimulando mi interés. Durante la clase, organicé la revisión de proyectos dejando el suyo al final, tal como hacíamos en las sesiones virtuales. Así, cuando los demás alumnos terminaban, se retiraban.
Cuando quedamos solos, me acerqué a su puesto, me incline para susurrarle al oído y le pregunté en voz baja si había traído las galletas. Sacó un tupper de plástico con unas galletas de mantequilla que estaban deliciosas ( cocinaba bastante rico la chica ). Le dije en broma que le sumaría unas décimas a su nota ella lanzo una risa y me dijo "entonces le traere todo los días". Luego llevé su proyecto al escritorio ( lo tenia en un pendrive ) y comencé a revisarlo en la computadora. Como ya no había nadie más apague el proyector y le pedí que se acercara para revisarlo juntos en mi escritorio.
En un momento, le ofrecí mi silla para que estuviera cómoda, pero ella preguntó con picardía: “¿Puedo sentarme?”, señalando mis piernas. Sorprendido, le dije que sí. Se sentó en mi pierna derecha, y pude sentir su cuerpo mientras seguíamos revisando su trabajo. Aunque intentaba mantenerme profesional, no podía evitar acariciar su cintura y su cadera discretamente. Ella no mostró incomodidad y se acomodaba como si nada estuviera pasando al contrario se acomodaba de tal forma que su culo quedaba afuera de mi pierna y así podía tocárselo mejor pasaba mi mano desde su cintura y la bajaba sin despegarla de su cuerpo hasta su culo agarrándoselo con mi mano completamente abierta y se lo apretada al mismo tiempo que ella suspiraba y se retorcía levemente juntando sus piernas sin dejar de preguntarme dudas y yo de responderlas.
En ese momento tenia unas ganas inmensas de ponerla encima del escritorio bajarle esos jeans y penetrarla ahí mismo sin previa ni nada, agarrarle el cabello con mis manos y tirarselo para atras mientras la penetro bien duro preguntandole quien era su profesor favorito.
Cuando terminamos, se levantó, se giró hacia mí y me abrazó para agradecerme. Era más bajita que yo, lo suficiente como para que su cabeza quedara a la altura de mi pecho y sus tetas apoyadas en contra de mi abdomen, lo que intensificó mis pensamientos, le devolví el abrazo pero como era pequeña le termine abrazando la cabeza en ese momento me imagine que me hacia sexo oral y yo le sostenía su cabeza con mis manos. En mi cabeza decía "nooo no piense eso" luego ella fue a su puesto guardó sus cosas y salimos del aula juntos, justo cuando el señor de limpieza llegaba. Fue un momento perfecto para evitar cualquier situación comprometedora.
¿Les gustaría saber qué pasó después?
Hace un par de años, tuve una experiencia que podría catalogar como una fantasía casi cumplida. Me contactaron para ser docente examinador de exámenes de título en una universidad. No mencionaré la carrera, ya que no es relevante, pero mi rol consistía en corregir y apoyar los proyectos finales de los alumnos. La mayoría de los estudiantes eran mujeres, y las clases se impartían en modalidad híbrida: mitad online y mitad presencial.
Era uno de los docentes más jóvenes, en contraste con mis colegas, que en su mayoría eran mayores. Esto me permitió conectar mejor con los alumnos, especialmente porque entendía sus memes, chistes y referencias, incluso cuando se trataba de animes o videojuegos. Esto generaba sorpresa y simpatía, ya que, aunque soy bastante friki, no lo aparento.
Con el tiempo, empecé a generar cierta amistad con una alumna. En las sesiones de Zoom, siempre pedía exponer de las últimas. Cuando los demás terminaban, se retiraban, dejándola como la única participante. A veces hacía comentarios como “qué lindo se ve, profe”, lo cual me incomodaba un poco porque las sesiones eran grabadas. Solía responder con un simple “gracias” para cortar el tema, pero un día descubrí que si cerraba la sesión desde mi cuenta de docente, la grabación se detenía, aunque la videollamada continuara.
A partir de entonces, cada vez que terminaba su exposición, cerraba la sesión con un “perfecta presentación, nos vemos mañana”. Ella fingía despedirse, y luego conversábamos más relajados. Solía contarme que le encantaba cocinar, algo que compartíamos en común, por lo que nuestras charlas giraban en torno a recetas y comidas.
Esta rutina se volvió algo habitual, y con el tiempo, la alumna comenzó a mostrar más confianza. Un día, al quedarnos solos, se quitó un suéter, quedándose con un top ajustado que acentuaba su figura delgada y sus tetas redondas no eran muy grandes pero estaban bien proporcionadas a su cuerpo. Aunque me sorprendió, revisé que la sesión no estuviera siendo grabada. Sus palabras y actitudes me halagaban, especialmente cuando decía que era su "profesor favorito" eso me calentaba un montón.
Cuando llegaron las clases presenciales, prometió llevarme unas galletas hechas por ella misma. El primer día presencial, llegó con unos jeans ajustados y una polera blanca que realzaban su figura. Me limité a tratarla como a cualquier otra alumna, disimulando mi interés. Durante la clase, organicé la revisión de proyectos dejando el suyo al final, tal como hacíamos en las sesiones virtuales. Así, cuando los demás alumnos terminaban, se retiraban.
Cuando quedamos solos, me acerqué a su puesto, me incline para susurrarle al oído y le pregunté en voz baja si había traído las galletas. Sacó un tupper de plástico con unas galletas de mantequilla que estaban deliciosas ( cocinaba bastante rico la chica ). Le dije en broma que le sumaría unas décimas a su nota ella lanzo una risa y me dijo "entonces le traere todo los días". Luego llevé su proyecto al escritorio ( lo tenia en un pendrive ) y comencé a revisarlo en la computadora. Como ya no había nadie más apague el proyector y le pedí que se acercara para revisarlo juntos en mi escritorio.
En un momento, le ofrecí mi silla para que estuviera cómoda, pero ella preguntó con picardía: “¿Puedo sentarme?”, señalando mis piernas. Sorprendido, le dije que sí. Se sentó en mi pierna derecha, y pude sentir su cuerpo mientras seguíamos revisando su trabajo. Aunque intentaba mantenerme profesional, no podía evitar acariciar su cintura y su cadera discretamente. Ella no mostró incomodidad y se acomodaba como si nada estuviera pasando al contrario se acomodaba de tal forma que su culo quedaba afuera de mi pierna y así podía tocárselo mejor pasaba mi mano desde su cintura y la bajaba sin despegarla de su cuerpo hasta su culo agarrándoselo con mi mano completamente abierta y se lo apretada al mismo tiempo que ella suspiraba y se retorcía levemente juntando sus piernas sin dejar de preguntarme dudas y yo de responderlas.
En ese momento tenia unas ganas inmensas de ponerla encima del escritorio bajarle esos jeans y penetrarla ahí mismo sin previa ni nada, agarrarle el cabello con mis manos y tirarselo para atras mientras la penetro bien duro preguntandole quien era su profesor favorito.
Cuando terminamos, se levantó, se giró hacia mí y me abrazó para agradecerme. Era más bajita que yo, lo suficiente como para que su cabeza quedara a la altura de mi pecho y sus tetas apoyadas en contra de mi abdomen, lo que intensificó mis pensamientos, le devolví el abrazo pero como era pequeña le termine abrazando la cabeza en ese momento me imagine que me hacia sexo oral y yo le sostenía su cabeza con mis manos. En mi cabeza decía "nooo no piense eso" luego ella fue a su puesto guardó sus cosas y salimos del aula juntos, justo cuando el señor de limpieza llegaba. Fue un momento perfecto para evitar cualquier situación comprometedora.
¿Les gustaría saber qué pasó después?