A menudo he pensado que probablemente, aunque no hay forma de probarlo, en cada gran ciudad de América hay al menos un área que es percibida como extraña de alguna manera. Tal vez sea un edificio testigo de un asesinato horripilante, o tal vez un barrio lleno de gente abandonada y sueños olvidados. De cualquier manera, los que ponen un pie en esta zona a menudo describen una sensación de tristeza o malestar en general o incluso maldad. Esto está lejos de ser un sentimiento racional -a pesar de que incluso los animales parecen evitar la zona o que los autos se dañan constantemente por ahí-, hace que el observador más escéptico comience a cuestionarse sobre aquel sitio. En nuestra ciudad, el área con estas características es mejor conocida como Placidity Row.
No es una antigua zona rica llena de mansiones victorianas encantadas, ni es una línea urbana deteriorada. Sin embargo, esta maldita ciudad tiene más que suficiente de ambas. Placidity Row es un producto del auge de la construcción de los 80´s. Era la clase de pequeño enclave verde sobre el que canciones como Pleasant Valley Sunday se basan: lugares llenos de vecinos sonrientes, pequeñas áreas idílicas para el picnic, y las mamás futboleras conduciendo sus SUVs. Después de un par de años de su construcción, ya cosechaba elogios como uno de los mejores lugares para los treintones jóvenes profesionales, quienes podían hacer algo grande en la ciudad y mudarse con sus familias. De fácil acceso, buenas escuelas, Placidity Row lo tenía todo. Nota cómo lo he dicho, "era" y "tenía".
De alguna forma en 2005, Placidity Row cambió. A pesar de estar a menos de 200 metros de una torre de telefonía celular, los teléfonos estaban completamente muertos. A lo sumo, no podrías conseguir ninguna barra de señal, pero por lo general ni siquiera encendía el celular. Los días sin energía comenzaron a ser más que aquellos que sí la tuvieron. El acceso Wi-Fi estaba fuera de cuestión, incluso para las empresas de comunicaciones. El GPS no era funcional e incluso modelos de automóviles recientes se quedaban en medio de la calle.
Si ese hubiera sido el único problema, el bloqueo de señal podría haberse retribuido a los depósitos de plomo que se encontraban bajo el suelo o algo así. Era solo el comienzo de lo extraño en Placidity Row. Incluso en esos raros días en que había energía, la refrigeración comenzaba a funcionar mal. No, no solo un mal funcionamiento. Un término más adecuado sería: "dejan de tener efecto físico." La carne recién comprada que se mantenía en la nevera terminaba podrida ya que habría permanecido a temperatura ambiente. La leche se cuajaba de la misma manera.
Incluso el aire natural parecía estar casi empapado de muerte. Las Bananas irían del exuberante verde a él marrón en solo medio día. Una lata de refresco sería plana en una hora.
En los años 90, los técnicos sanitarios y la policía comenzaron a tener una serie de llamadas al 911 cada vez más extrañas. Un ama de casa, Susan Kimura, asesinó a su hijo de dos años en un horno porque escuchaba voces en sus paredes que "le dijeron que lo hiciera." Los residentes afirmaron que extrañas luces en el cielo asechaban fuera de sus ventanas, después salían volando a velocidades aparentemente imposibles. Un anciano fue golpeado casi hasta la muerte por sus vecinos, un adolescente y una mujer de mediana edad, debido a que estaban convencidos de que él era un brujo. Los trabajadores de la ciudad reportaron el hallazgo de una bandada de gansos muertos en las afueras de la urbanización. Control de animales aún está desconcertado en cuanto a lo que podría haberlos matado.
Hace un año, toda la ciudad estaba en pánico debido a que una mujer de 20 años, aparentemente sana, apareció muerta en el patio, todo apuntando a un contagio del ébola. A pesar de que el virus misteriosamente apareció, no había otras infecciones reportadas. Por otra parte, cuando el cuerpo de la pobre mujer se entregó de la autopsia más tarde ese día, parecía haber envejecido 70 años.
El incidente más común e inexplicable en Placidity Row tuvieron que haber sido los informes de un grupo fantasmal de sujetos a caballo, mismos que corrían por las calles de Row a una increíble velocidad, ya fuera por el atardecer o en medio de la noche. Cuando el acontecimiento se suscitaba, tanto las personas que estaban fuera de casa así como aquellos que se encontraban en sus hogares, dijeron haber escuchado el galope y los resoplidos de los caballos, pero era más común no poder ver nada, a pesar de que la proeza tomara lugar entre ellos dejando el sonido a su paso. Una minoría informó que una voz humana pronunciaba en voz alta comandos monosílabos a las bestias invisibles. Solo cinco residentes informaron ver realmente el fenómeno.
Los cinco testigos; una pareja de ancianos, un hombre soltero de unos treinta y cinco años, y dos hermanos de diez y dieciocho años de edad, eran consistentes en su mayoría, sobre la descripción de la "aparición". Estos testigos coincidían en que los caballos habían pasado lo suficientemente rápido como para no estar seguros de que en realidad vieron algo. La mujer de nombre Maria Knudsen, al parecer una especie de mística, sugirió a la policía que los testigos pudieron percibir el fenómeno solo con “los ojos de su mente”, y recomendó exámenes psíquicos completos sobre cada testigo. El departamento está "tomando la sugerencia en consideración."
Además, todos describen un grupo de cuatro caballos, que van desde marrón oscuro a negro con un caballo gris claro a la cabeza. Todos los testigos difieren sobre la cuestión de la existencia de jinetes. Los Knudsen’s afirmaban ver a cinco jinetes distintos para los cinco caballos, cada uno de ellos parecían ser hombres de raza indeterminada vestidos con túnicas de piel suelta (que van desde espléndida y colorida a la desvanecida de color marrón grisáceo) con aros de metal en la cabeza y largas espadas a los lados.
Otros testigos dan una descripción general similar, pero solo reportaron haber visto de uno a cuatro jinetes, aunque todos mencionaron al líder. El hombre de treinta y cinco años de edad, Victor Kimura (primo lejano de la Sra. Susan Kimura que asesinó a su hijo), afirmó que dos o tres pilotos idénticos parecían encontrarse inmóviles al aparecerse los caballos así como cuando éstos se desvanecían. El Sr. Kimura admitió que estuvo altamente intoxicado en el momento de su avistamiento.
Ocho años después de la primera anomalía registrada en Placidity Row, todos los residentes se mudaron a otros lugares. La ciudad se preparaba para demoler la subdivisión antes de que las casas fueran inhabitables, finalmente habiéndose desesperado por atraer nuevos residentes a la zona. Mi hermana, Sophie y yo somos investigadores de seguros para World Farms. Nuestra empresa era una de varias que se apresuraron en vaciar las cuentas restantes Placidity Row. En agosto 19 de 2013, la misión que se nos asignó consistía en investigar tres casas al sur de Row y evaluar las pérdidas que suponían para la empresa.
Llegamos a la calle Sunshine, en Placidity Row a las 9 a.m., aunque el camino en auto desde el centro había sido agradable y soleado. Cuando llegamos a Row (aparcamos fuera de él y caminamos hacía la ciudad), todo en el ambiente del lugar era tan raro como los informes decían que era. El aire era tan apaciguado que no se oía nada en lo absoluto. En todas partes había un fuerte olor a goma quemada de la que ninguno de nosotros podría determinar su procedencia.
"Bueno, esto todavía parece un espectáculo'", dijo Sophie mientras barría los ojos sobre la línea de casas mimetizadas entre sí. "No puedo imaginar por qué nadie quiere vivir aquí."
"Bueno, sí estás en busca de emociones, tal vez puedas esquivar las vigas del techo de algunas de las casas de por aquí", le dije, "O tal vez podamos conseguirte un paseo en pony invisible."
Sophie y yo podemos ser un poco brutales entre nosotros. Esto es solo porque hemos visto tanta mierda rara en los últimos años que llevamos trabajando. Cuando pienso en todas las veces que nos hemos salvado el pellejo el uno al otro, como cuando el piso colapsaba en un edificio de apartamentos abandonados o como cuando estuvimos frente a ocupantes ilegales quienes se encontraban apuntando una escopeta hacia nosotros... Pero estoy divagando.
La primera casa en la lista era la anterior residencia del Sr. Lars Knudsen y la Sra. María. A pesar de haber estado vacía durante los últimos siete años, el lugar era todavía muy limpio y ordenado. Los Knudsens fueron algunos de los últimos en dejar Row, insistiendo en que los jinetes habían llegado sólo para limpiar la tierra de los culpables, o algo así.
Llegando a sus ochenta años, los Knudsens terminaron dejando atrás muchas de sus posesiones y muebles, de los que yo asumo, eran para asistencia médica. Curiosamente en un barrio donde todo parecía pudrirse, específicamente los muebles viejos de los Knudsen’s parecían recientemente desempolvados y pulidos.
"Creo que tenemos ocupantes ilegales", dijo Sophie.
"Excepcionalmente limpio, acosadores suicidas, tal vez," dije, medio bromeando medio esperando que no fuera así, porque honestamente esa casa estaba empezando a asustarme un poco.
Mi pulgar se movía con nerviosismo sobre la pistola oculta en mi bolsillo mientras subía la escalera, misma que tenía una forma muy inhabitual. Sophie se quedó atrás para comprobar el daño del agua en la planta baja. Me sentí aliviado al ver el pasillo del segundo piso, por lo menos, hecho un desastre de trozos de yeso y paneles pelados.
Me abrí paso a lo que debe haber sido el dormitorio principal, lo que pude ver fue sangre seca apelmazada sobre las paredes. En la esquina había un pequeño altar donde alguien había estado sacrificando animales, parecían esqueletos de palomas y ratas. Era una especie de ritual pagano nórdico, al juzgar por las runas marcadas por encima de ella.
En el centro de la habitación, donde la cama solía estar había una gran carpeta azul. La recogí y hojeé, parecían ser escritos antiguos vikingos. No podía leer nada, pero las ilustraciones medievales dejaban claro el significado. Los Knudsens eran aparentemente chamanes de algún tipo, quienes suplicaban desesperadamente a los dioses nórdicos castigar a cualquiera en el pueblo de Placity Row (basado en las primeras páginas, en las que se ve a nuestros amigos jinetes descendiendo por un campo de batalla de extremidades desmembradas) o para guardarlos (con base a la siguiente páginas, los jinetes parecen convertirse en figuras masculinas y femeninas de Shaman, y acobardarse bajo lo que parecía una imagen de un dios pagano).
Por mucho que necesitáramos el cheque, Sophie y yo decidimos no ser víctimas de una película estereotipada de terror ese día así que comenzamos a caminar, nerviosos regresamos a nuestro auto. Tomamos la carpeta con nosotros, pensando en localizar el sitio donde los Knudsen se alojaban.
Tomamos la ruta que pensamos, por lo menos, nos conducirá al equipo de Bill Kitchener del Seguro al Trabajador. Apreté los dientes sabiendo lo que el machista Bill diría al darnos un poco de miedo un área que no había dado informes de actividad criminal en años. Sophie solo sonrió y fingió no darse cuenta.
A pocas cuadras de la carretera, encontramos al equipo de Bill. Estaban muertos en medio de la calle. Parecían haber envejecido 70 años al igual que la pobre mujer de Row. Sus cuerpos estaban cubiertos de pequeños cortes y lesiones, pero ninguno de ellos parecía tener hendiduras profundas.
"No me puedo imaginar que este tipo de heridas puedan asesinar a un montón de chicos sanos", dijo Sophie.
Por el rabillo de mi ojo, vi a un hombre de cabello negro y con abrigo marrón que acechaba en las sombras, justo al lado de uno de los garajes. Salió corriendo en cuanto me di la vuelta hacia él. Tratamos de seguirlo, pero podría haber jurado que corría a 40 millas por hora. Dobló en una esquina muy por delante de nosotros y desapareció. Comenzaron sonidos fuertes de cascos en el asfalto acompañados de gritos feroces que parecían provenir de todas direcciones a la vez. Corrimos a la casa más cercana, sin siquiera detenernos a observar que la puerta había sido bloqueada.
En el interior nos encontramos cara a cara con un hombre asiático de abrigo que bebía un trago de whisky. En la esquina estaba el cuerpo de una mujer asiática anciana, que puedo decir era Susan Kimura.
"Víctor, ¿por qué mataste a tu prima?", dije en una corazonada.
Mientras bajaba la botella para hablar, casi me eché hacia atrás al ver el rostro de Victor. Era algo más que un borracho demacrado. Parecía que ni siquiera debería estar vivo. Su piel era de color gris y con manchas. Las tachuelas bajo sus ojos inyectados en sangre, eran tan profundas que se podía ver el color rojo. Sus encías eran casi negras y sus dientes parecían estar a punto de caerse al menor tacto.
Victor lanzó la botella vacía a un lado, sin inmutarse cuando esta se hizo añicos: "La perra no es mi prima, ella es mi maldita madre. Además, no se puede matar lo que ya estaba muerto".
"¡Mira!", dijo Sophie. Me volví sobre el pie de la escalera para ver a una hermosa joven asiática con túnicas de piel y un aro de bronce sobre la cabeza.
"Mi hijo y yo somos lo que ustedes llaman cazadores salvajes. Nos asignaron la tarea de eliminar las almas de los necios y recompensar a aquellos que muestran deferencia al nombre de los viejos dioses ", dijo Susan, "Vine a esta ciudad estéril y espiritualmente muerta con la esperanza de hacer una vida mortal para mi pequeño hijo lejos de tanta carnicería. Pero nórdicos chamanes detectaron nuestra presencia y trataron de usarnos para traer avivamiento a este lugar. Cuando me resistí, echaron un hechizo de locura sobre mí y volvieron a mi único pequeño en este cachorro ingrato".
"Eso es correcto. Simplemente culpar a los vejestorios de todo como siempre lo haces", dijo Víctor desde la cocina donde se había sentado en el suelo para atenderse el dolor de cabeza, "Si no te hubieras dado por vencida tal vez no tendría que tomar para mantener la llamada de los dioses, ¿no lo crees?"
"He aceptado mi incapacidad para escapar al destino. Tú eres un tonto y borracho que se mantiene infructuosamente tratando de matar a su propia madre", dijo Susan.
"Sinceramente les deseo suerte en esta pequeña disputa familiar", dijo Sophie, "Pero a menos que nos dejes ir, creo que mi hermana y yo tenemos una ventaja sobre ti con Victor estando en contra tuya por el momento."
Susan nos sorprendió con una carcajada similar a un sonido de trompeta, mientras que el sonido del galope comenzó de nuevo en la distancia: "Los mataría antes de pudieran dar un paso. Pero prefiero no ensuciarme las manos cuando puedo evitarlo. "Susan nos señaló la puerta principal ya abierta y a la vista estaba nBill y sus dos compañeros de trabajo caminando sobre el césped, vistiendo como cazadores salvajes y sosteniendo sus espadas largas.
Sophie y yo decidimos tomar nuestras posibilidades de ser más rápidos que los hombres fornidos y huir por la puerta del patio. A medida que corrimos por la calle tan duro como pudimos, podíamos percibir el galope de los caballos cada vez más y más rápido. Sophie gritó y cayó al suelo por una fuerza que arremetió sobre ella, perdiéndome de vista. Por una fracción de segundo pude ver las figuras de lo que supuse eran los Kimura. Bill se encontró con Sophie, que apenas esquivó su espada arremetida contra de ella al golpearle en el intestino.
Me encontré corriendo en círculos, en un intento de evitar el mayor tiempo posible a los otros dos cazadores salvajes, mientras tanto se escuchaban los caballos casi detrás de nosotros. Uno de ellos apenas rozó mi muslo levantándome sobre el suelo a una velocidad increíble. Mientras caí a un metro de distancia, pude ver que ahora había otras dos figuras de caballos fantasmales. Parecían estar maniobrando rápidamente junto con los Kimuras.
Cuando Bill estaba a punto de asesinar a Sophie, los caballos se abalanzaron sobre él. Los cuatro miramos asombrados como el cuerpo sangrante subió al menos 200 cientos de metros en el aire, aterrizando de golpe sobre el techo de una casa cercana. Los otros dos sujetos fueron aniquilados con la misma rapidez en que los caballeros huyeron al sur. Los golpes de las pezuñas se apagaron, de repente me di cuenta de que mi celular había comenzado a trabajar.
Tal vez debería agradecer a Odín o Thor. Sophie y yo salimos de allí con cortes menores. Después nos encontraríamos con que los Knudsens habían muerto ese mismo día en cuestión de minutos, ambos ubicados en hogares de ancianos separados.
Ahora que las anomalías han comenzado a morir un poco, la demolición de Placidity Row se está llevando a cabo según lo programado. Las fuentes están divididas sobre si el gobierno de la ciudad planea declarar el área como reserva salvaje (para los animales que aún se niegan a acercarse a ella, por supuesto) o sí está considerando las ofertas acerca de centros comerciales y condominios. Deseo a los pobres tontos un poco de suerte. Algo me dice que la tradición de la caza salvaje va a vivir.
No es una antigua zona rica llena de mansiones victorianas encantadas, ni es una línea urbana deteriorada. Sin embargo, esta maldita ciudad tiene más que suficiente de ambas. Placidity Row es un producto del auge de la construcción de los 80´s. Era la clase de pequeño enclave verde sobre el que canciones como Pleasant Valley Sunday se basan: lugares llenos de vecinos sonrientes, pequeñas áreas idílicas para el picnic, y las mamás futboleras conduciendo sus SUVs. Después de un par de años de su construcción, ya cosechaba elogios como uno de los mejores lugares para los treintones jóvenes profesionales, quienes podían hacer algo grande en la ciudad y mudarse con sus familias. De fácil acceso, buenas escuelas, Placidity Row lo tenía todo. Nota cómo lo he dicho, "era" y "tenía".
De alguna forma en 2005, Placidity Row cambió. A pesar de estar a menos de 200 metros de una torre de telefonía celular, los teléfonos estaban completamente muertos. A lo sumo, no podrías conseguir ninguna barra de señal, pero por lo general ni siquiera encendía el celular. Los días sin energía comenzaron a ser más que aquellos que sí la tuvieron. El acceso Wi-Fi estaba fuera de cuestión, incluso para las empresas de comunicaciones. El GPS no era funcional e incluso modelos de automóviles recientes se quedaban en medio de la calle.
Si ese hubiera sido el único problema, el bloqueo de señal podría haberse retribuido a los depósitos de plomo que se encontraban bajo el suelo o algo así. Era solo el comienzo de lo extraño en Placidity Row. Incluso en esos raros días en que había energía, la refrigeración comenzaba a funcionar mal. No, no solo un mal funcionamiento. Un término más adecuado sería: "dejan de tener efecto físico." La carne recién comprada que se mantenía en la nevera terminaba podrida ya que habría permanecido a temperatura ambiente. La leche se cuajaba de la misma manera.
Incluso el aire natural parecía estar casi empapado de muerte. Las Bananas irían del exuberante verde a él marrón en solo medio día. Una lata de refresco sería plana en una hora.
En los años 90, los técnicos sanitarios y la policía comenzaron a tener una serie de llamadas al 911 cada vez más extrañas. Un ama de casa, Susan Kimura, asesinó a su hijo de dos años en un horno porque escuchaba voces en sus paredes que "le dijeron que lo hiciera." Los residentes afirmaron que extrañas luces en el cielo asechaban fuera de sus ventanas, después salían volando a velocidades aparentemente imposibles. Un anciano fue golpeado casi hasta la muerte por sus vecinos, un adolescente y una mujer de mediana edad, debido a que estaban convencidos de que él era un brujo. Los trabajadores de la ciudad reportaron el hallazgo de una bandada de gansos muertos en las afueras de la urbanización. Control de animales aún está desconcertado en cuanto a lo que podría haberlos matado.
Hace un año, toda la ciudad estaba en pánico debido a que una mujer de 20 años, aparentemente sana, apareció muerta en el patio, todo apuntando a un contagio del ébola. A pesar de que el virus misteriosamente apareció, no había otras infecciones reportadas. Por otra parte, cuando el cuerpo de la pobre mujer se entregó de la autopsia más tarde ese día, parecía haber envejecido 70 años.
El incidente más común e inexplicable en Placidity Row tuvieron que haber sido los informes de un grupo fantasmal de sujetos a caballo, mismos que corrían por las calles de Row a una increíble velocidad, ya fuera por el atardecer o en medio de la noche. Cuando el acontecimiento se suscitaba, tanto las personas que estaban fuera de casa así como aquellos que se encontraban en sus hogares, dijeron haber escuchado el galope y los resoplidos de los caballos, pero era más común no poder ver nada, a pesar de que la proeza tomara lugar entre ellos dejando el sonido a su paso. Una minoría informó que una voz humana pronunciaba en voz alta comandos monosílabos a las bestias invisibles. Solo cinco residentes informaron ver realmente el fenómeno.
Los cinco testigos; una pareja de ancianos, un hombre soltero de unos treinta y cinco años, y dos hermanos de diez y dieciocho años de edad, eran consistentes en su mayoría, sobre la descripción de la "aparición". Estos testigos coincidían en que los caballos habían pasado lo suficientemente rápido como para no estar seguros de que en realidad vieron algo. La mujer de nombre Maria Knudsen, al parecer una especie de mística, sugirió a la policía que los testigos pudieron percibir el fenómeno solo con “los ojos de su mente”, y recomendó exámenes psíquicos completos sobre cada testigo. El departamento está "tomando la sugerencia en consideración."
Además, todos describen un grupo de cuatro caballos, que van desde marrón oscuro a negro con un caballo gris claro a la cabeza. Todos los testigos difieren sobre la cuestión de la existencia de jinetes. Los Knudsen’s afirmaban ver a cinco jinetes distintos para los cinco caballos, cada uno de ellos parecían ser hombres de raza indeterminada vestidos con túnicas de piel suelta (que van desde espléndida y colorida a la desvanecida de color marrón grisáceo) con aros de metal en la cabeza y largas espadas a los lados.
Otros testigos dan una descripción general similar, pero solo reportaron haber visto de uno a cuatro jinetes, aunque todos mencionaron al líder. El hombre de treinta y cinco años de edad, Victor Kimura (primo lejano de la Sra. Susan Kimura que asesinó a su hijo), afirmó que dos o tres pilotos idénticos parecían encontrarse inmóviles al aparecerse los caballos así como cuando éstos se desvanecían. El Sr. Kimura admitió que estuvo altamente intoxicado en el momento de su avistamiento.
Ocho años después de la primera anomalía registrada en Placidity Row, todos los residentes se mudaron a otros lugares. La ciudad se preparaba para demoler la subdivisión antes de que las casas fueran inhabitables, finalmente habiéndose desesperado por atraer nuevos residentes a la zona. Mi hermana, Sophie y yo somos investigadores de seguros para World Farms. Nuestra empresa era una de varias que se apresuraron en vaciar las cuentas restantes Placidity Row. En agosto 19 de 2013, la misión que se nos asignó consistía en investigar tres casas al sur de Row y evaluar las pérdidas que suponían para la empresa.
Llegamos a la calle Sunshine, en Placidity Row a las 9 a.m., aunque el camino en auto desde el centro había sido agradable y soleado. Cuando llegamos a Row (aparcamos fuera de él y caminamos hacía la ciudad), todo en el ambiente del lugar era tan raro como los informes decían que era. El aire era tan apaciguado que no se oía nada en lo absoluto. En todas partes había un fuerte olor a goma quemada de la que ninguno de nosotros podría determinar su procedencia.
"Bueno, esto todavía parece un espectáculo'", dijo Sophie mientras barría los ojos sobre la línea de casas mimetizadas entre sí. "No puedo imaginar por qué nadie quiere vivir aquí."
"Bueno, sí estás en busca de emociones, tal vez puedas esquivar las vigas del techo de algunas de las casas de por aquí", le dije, "O tal vez podamos conseguirte un paseo en pony invisible."
Sophie y yo podemos ser un poco brutales entre nosotros. Esto es solo porque hemos visto tanta mierda rara en los últimos años que llevamos trabajando. Cuando pienso en todas las veces que nos hemos salvado el pellejo el uno al otro, como cuando el piso colapsaba en un edificio de apartamentos abandonados o como cuando estuvimos frente a ocupantes ilegales quienes se encontraban apuntando una escopeta hacia nosotros... Pero estoy divagando.
La primera casa en la lista era la anterior residencia del Sr. Lars Knudsen y la Sra. María. A pesar de haber estado vacía durante los últimos siete años, el lugar era todavía muy limpio y ordenado. Los Knudsens fueron algunos de los últimos en dejar Row, insistiendo en que los jinetes habían llegado sólo para limpiar la tierra de los culpables, o algo así.
Llegando a sus ochenta años, los Knudsens terminaron dejando atrás muchas de sus posesiones y muebles, de los que yo asumo, eran para asistencia médica. Curiosamente en un barrio donde todo parecía pudrirse, específicamente los muebles viejos de los Knudsen’s parecían recientemente desempolvados y pulidos.
"Creo que tenemos ocupantes ilegales", dijo Sophie.
"Excepcionalmente limpio, acosadores suicidas, tal vez," dije, medio bromeando medio esperando que no fuera así, porque honestamente esa casa estaba empezando a asustarme un poco.
Mi pulgar se movía con nerviosismo sobre la pistola oculta en mi bolsillo mientras subía la escalera, misma que tenía una forma muy inhabitual. Sophie se quedó atrás para comprobar el daño del agua en la planta baja. Me sentí aliviado al ver el pasillo del segundo piso, por lo menos, hecho un desastre de trozos de yeso y paneles pelados.
Me abrí paso a lo que debe haber sido el dormitorio principal, lo que pude ver fue sangre seca apelmazada sobre las paredes. En la esquina había un pequeño altar donde alguien había estado sacrificando animales, parecían esqueletos de palomas y ratas. Era una especie de ritual pagano nórdico, al juzgar por las runas marcadas por encima de ella.
En el centro de la habitación, donde la cama solía estar había una gran carpeta azul. La recogí y hojeé, parecían ser escritos antiguos vikingos. No podía leer nada, pero las ilustraciones medievales dejaban claro el significado. Los Knudsens eran aparentemente chamanes de algún tipo, quienes suplicaban desesperadamente a los dioses nórdicos castigar a cualquiera en el pueblo de Placity Row (basado en las primeras páginas, en las que se ve a nuestros amigos jinetes descendiendo por un campo de batalla de extremidades desmembradas) o para guardarlos (con base a la siguiente páginas, los jinetes parecen convertirse en figuras masculinas y femeninas de Shaman, y acobardarse bajo lo que parecía una imagen de un dios pagano).
Por mucho que necesitáramos el cheque, Sophie y yo decidimos no ser víctimas de una película estereotipada de terror ese día así que comenzamos a caminar, nerviosos regresamos a nuestro auto. Tomamos la carpeta con nosotros, pensando en localizar el sitio donde los Knudsen se alojaban.
Tomamos la ruta que pensamos, por lo menos, nos conducirá al equipo de Bill Kitchener del Seguro al Trabajador. Apreté los dientes sabiendo lo que el machista Bill diría al darnos un poco de miedo un área que no había dado informes de actividad criminal en años. Sophie solo sonrió y fingió no darse cuenta.
A pocas cuadras de la carretera, encontramos al equipo de Bill. Estaban muertos en medio de la calle. Parecían haber envejecido 70 años al igual que la pobre mujer de Row. Sus cuerpos estaban cubiertos de pequeños cortes y lesiones, pero ninguno de ellos parecía tener hendiduras profundas.
"No me puedo imaginar que este tipo de heridas puedan asesinar a un montón de chicos sanos", dijo Sophie.
Por el rabillo de mi ojo, vi a un hombre de cabello negro y con abrigo marrón que acechaba en las sombras, justo al lado de uno de los garajes. Salió corriendo en cuanto me di la vuelta hacia él. Tratamos de seguirlo, pero podría haber jurado que corría a 40 millas por hora. Dobló en una esquina muy por delante de nosotros y desapareció. Comenzaron sonidos fuertes de cascos en el asfalto acompañados de gritos feroces que parecían provenir de todas direcciones a la vez. Corrimos a la casa más cercana, sin siquiera detenernos a observar que la puerta había sido bloqueada.
En el interior nos encontramos cara a cara con un hombre asiático de abrigo que bebía un trago de whisky. En la esquina estaba el cuerpo de una mujer asiática anciana, que puedo decir era Susan Kimura.
"Víctor, ¿por qué mataste a tu prima?", dije en una corazonada.
Mientras bajaba la botella para hablar, casi me eché hacia atrás al ver el rostro de Victor. Era algo más que un borracho demacrado. Parecía que ni siquiera debería estar vivo. Su piel era de color gris y con manchas. Las tachuelas bajo sus ojos inyectados en sangre, eran tan profundas que se podía ver el color rojo. Sus encías eran casi negras y sus dientes parecían estar a punto de caerse al menor tacto.
Victor lanzó la botella vacía a un lado, sin inmutarse cuando esta se hizo añicos: "La perra no es mi prima, ella es mi maldita madre. Además, no se puede matar lo que ya estaba muerto".
"¡Mira!", dijo Sophie. Me volví sobre el pie de la escalera para ver a una hermosa joven asiática con túnicas de piel y un aro de bronce sobre la cabeza.
"Mi hijo y yo somos lo que ustedes llaman cazadores salvajes. Nos asignaron la tarea de eliminar las almas de los necios y recompensar a aquellos que muestran deferencia al nombre de los viejos dioses ", dijo Susan, "Vine a esta ciudad estéril y espiritualmente muerta con la esperanza de hacer una vida mortal para mi pequeño hijo lejos de tanta carnicería. Pero nórdicos chamanes detectaron nuestra presencia y trataron de usarnos para traer avivamiento a este lugar. Cuando me resistí, echaron un hechizo de locura sobre mí y volvieron a mi único pequeño en este cachorro ingrato".
"Eso es correcto. Simplemente culpar a los vejestorios de todo como siempre lo haces", dijo Víctor desde la cocina donde se había sentado en el suelo para atenderse el dolor de cabeza, "Si no te hubieras dado por vencida tal vez no tendría que tomar para mantener la llamada de los dioses, ¿no lo crees?"
"He aceptado mi incapacidad para escapar al destino. Tú eres un tonto y borracho que se mantiene infructuosamente tratando de matar a su propia madre", dijo Susan.
"Sinceramente les deseo suerte en esta pequeña disputa familiar", dijo Sophie, "Pero a menos que nos dejes ir, creo que mi hermana y yo tenemos una ventaja sobre ti con Victor estando en contra tuya por el momento."
Susan nos sorprendió con una carcajada similar a un sonido de trompeta, mientras que el sonido del galope comenzó de nuevo en la distancia: "Los mataría antes de pudieran dar un paso. Pero prefiero no ensuciarme las manos cuando puedo evitarlo. "Susan nos señaló la puerta principal ya abierta y a la vista estaba nBill y sus dos compañeros de trabajo caminando sobre el césped, vistiendo como cazadores salvajes y sosteniendo sus espadas largas.
Sophie y yo decidimos tomar nuestras posibilidades de ser más rápidos que los hombres fornidos y huir por la puerta del patio. A medida que corrimos por la calle tan duro como pudimos, podíamos percibir el galope de los caballos cada vez más y más rápido. Sophie gritó y cayó al suelo por una fuerza que arremetió sobre ella, perdiéndome de vista. Por una fracción de segundo pude ver las figuras de lo que supuse eran los Kimura. Bill se encontró con Sophie, que apenas esquivó su espada arremetida contra de ella al golpearle en el intestino.
Me encontré corriendo en círculos, en un intento de evitar el mayor tiempo posible a los otros dos cazadores salvajes, mientras tanto se escuchaban los caballos casi detrás de nosotros. Uno de ellos apenas rozó mi muslo levantándome sobre el suelo a una velocidad increíble. Mientras caí a un metro de distancia, pude ver que ahora había otras dos figuras de caballos fantasmales. Parecían estar maniobrando rápidamente junto con los Kimuras.
Cuando Bill estaba a punto de asesinar a Sophie, los caballos se abalanzaron sobre él. Los cuatro miramos asombrados como el cuerpo sangrante subió al menos 200 cientos de metros en el aire, aterrizando de golpe sobre el techo de una casa cercana. Los otros dos sujetos fueron aniquilados con la misma rapidez en que los caballeros huyeron al sur. Los golpes de las pezuñas se apagaron, de repente me di cuenta de que mi celular había comenzado a trabajar.
Tal vez debería agradecer a Odín o Thor. Sophie y yo salimos de allí con cortes menores. Después nos encontraríamos con que los Knudsens habían muerto ese mismo día en cuestión de minutos, ambos ubicados en hogares de ancianos separados.
Ahora que las anomalías han comenzado a morir un poco, la demolición de Placidity Row se está llevando a cabo según lo programado. Las fuentes están divididas sobre si el gobierno de la ciudad planea declarar el área como reserva salvaje (para los animales que aún se niegan a acercarse a ella, por supuesto) o sí está considerando las ofertas acerca de centros comerciales y condominios. Deseo a los pobres tontos un poco de suerte. Algo me dice que la tradición de la caza salvaje va a vivir.