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¿Sabes cuándo empezó? Cuando los gusanos dejaron de arrastrarse fuera de los cadáveres y empezaron a arrastrarse dentro de mí.
Era martes, creo o tal vez era el día en que el cielo escupió óxido y los árboles me aplaudieron por matar a mamá. Ella ya no sangraba, ¿sabes? Exudaba algo más espeso, como si su alma se licuara, como si el pecado tuviera densidad.
Los mas inquietante, era que los platos no se callaban, tenian susurros desde el fondo del fregadero, voces hechas de saliva reseca y uñas astilladas que facilmente podia oler desde cualquier rincon de la casa. Me decían que el cuchillo no debía limpiarse, que debía mantenerse tibio y pegajoso, me pedían que cortara más, que hiciera música con los gritos, asi que empecé a grabar esos gritos
Y así aprendí a escuchar, no a las personas, sino a las cosas, estan tienes cosas mas interesantes que contarme.
Ahora hay un zumbido constante en las paredes tambien, no es electricidad, no. Es más como un lamento, como si las paredes supieran lo que escondo entre ellas.
A veces me despierto con tierra en las uñas y no recuerdo a quién enterré, pero si excavo lo suficiente, siempre hay ojos.
Era martes, creo o tal vez era el día en que el cielo escupió óxido y los árboles me aplaudieron por matar a mamá. Ella ya no sangraba, ¿sabes? Exudaba algo más espeso, como si su alma se licuara, como si el pecado tuviera densidad.
Los mas inquietante, era que los platos no se callaban, tenian susurros desde el fondo del fregadero, voces hechas de saliva reseca y uñas astilladas que facilmente podia oler desde cualquier rincon de la casa. Me decían que el cuchillo no debía limpiarse, que debía mantenerse tibio y pegajoso, me pedían que cortara más, que hiciera música con los gritos, asi que empecé a grabar esos gritos
Y así aprendí a escuchar, no a las personas, sino a las cosas, estan tienes cosas mas interesantes que contarme.
Ahora hay un zumbido constante en las paredes tambien, no es electricidad, no. Es más como un lamento, como si las paredes supieran lo que escondo entre ellas.
A veces me despierto con tierra en las uñas y no recuerdo a quién enterré, pero si excavo lo suficiente, siempre hay ojos.