S
SpartanGore
Invitado
Tenía 16 años cuando me mudé a un departamento con mi madre. Todos los inquilinos teníamos pequeños cubículos de lavandería en la azotea del edificio (y no las cerraban). Entonces uno de esos días descubrí que oler bragas usadas por mujeres me excitaba sexualmente, y desarrollé el hábito de revisar cada noche esos cuartos buscando esas prendas. Pero pronto noté que una de las inquilinas en particular no tenía su centro de lavado en la azotea, debía tenerlo dentro de su departamento (supuse), y en serio no sé por qué fue tanta mi perversión en desear conocer el aroma de esta mujer y el tipo de bragas que usaba (me excitaba mucho imaginar que usara tangas), ni si quiera estaba buenísima, sólo era una madre madura promedio (notablemente mamona); cuando noté la oportunidad, me metí por la ventana a buscar esas prendas.
Una vez dentro, jamás sentí mi corazón latir tan fuerte, sentía que resonaban por todo el lugar y me delatarían pues era tanto mi frenesí y obnubilación que olvidé verificar que no hubiese nadie en esa casa primero... afortunadamente fue así, pero empecé a tomar consciencia de lo que estaba haciendo y desistí a los 8 minutos de haber entrado. Salí sin problemas. PERO muy poco después, muy inconforme, después de un breve conflicto interno de porqué estaba haciendo lo que hacía, decidí volver a entrar pero más decisivo aún (eso fue como a los 30 minutos de haber salido). No encontraba la ropa, sentía que el tiempo se estaba pasando demasiado rápido, alguien podía llegar en cualquier instante, ni si quiera había estudiado los tiempos de salida o entrada de esa familia (la mujer y su hijo, estimo de 15 años al menos) y encima me distraía unos momentos con sus objetos personales. Me aterraba la idea de escuchar el cerrojo de la puerta principal moviéndose, más todavía saber de qué sería capaz si alguien entrase y me viera. Encontré la ropa interior limpia de la señora, yo quería la sucia, pero no la encontré, en cuanto mi instinto me dijo que era tiempo de salir, me dirigí por donde entré (ventana de la cocina), moví las persianas y justo a medio proceso, apunto de salir de la ventana y estando en una posición como de spiderman (ver foto) me encuentro con la mirada de un muchacho subiendo las escaleras del piso que compartimos, y entonces lo reconocí: era el hijo de la señora...
En un lapso de 2-3 segundos que se sintieron minutos, nos miramos muy fijamente en medio de la penumbra que gobernaba ese piso (literal, las luces estaban apagadas); su mirada era de alguien que estuviera presenciando un asesinato, como si descubrieras a un depredador a punto de lanzarse hacia a ti, no olvidaré ese asombro. Su reacción fue simplemente correr despavorido, adelantándose tantos escalones de las escaleras como podía para salir lo más rápido posible del edificio. No gritó, no pidió ayuda a los demás vecinos, simplemente huyó con su voz congelada e imagino yo, con las piernas hechas gelatina. Azotó muy duro la puerta principal del edificio al salir, hizo eco en todo el edificio. Después de mirarnos, el primer movimiento lo hizo él, pero por la manera en que escuchó cómo bajé de la ventana (pisando fuerte) eso debió hacerlo pensar que iniciaría una persecución, supongo.
Obviamente no supe qué hacer. Opté por cambiarme de ropa y salir inmediatamente para crear alguna coartada barata como "no estuve toda la tarde en casa, fui a _______ o estuve con ______". Obviamente lo que más me aterraba era que me haya reconocido y que al regresar hubiera patrullas de policía en la entrada pero al volver todo seguía tranquilo. Fui mi apartamento y esperé con mucha inquietud, temía que la policía me arrestara cuando estuviera mi madre o algo así. Pero no pasó nada. Después de un rato, escuché desde mi apartamento una conversación con la casera y otros adultos hablando sobre el tema, el muchacho le había contado todo a la mamá y ella a la casera y la casera imitaba: -"¿por qué no pediste ayuda?" -"es que no pensé, mamá..." y lo que logré entender de esa conversación es que la casera estaba tomando "de a loca" a la mamá del muchacho, no le creía, porque no se habían robado nada. Y efectivamente, como también dijeron en la conversación: había un iPad cargándose en una silla, y ni si quiera pensé en llevármelo, no robé nada, ni una prenda. Pasaron los días y lo único que cambió fue que añadieran barrotes de protección en puertas y ventanas de su apartamento...
No estoy seguro de cómo responder a la pregunta: "¿no te reconoció?". Como dije, todo estaba oscuro, desde la perspectiva del muchacho al verme, imagino que podías solamente identificar el brillo de los ojos y el contorno de mi cuerpo (como si fueras un ladrón y vieras a batman desde la penumbra xD) , además de que todo pasó demasiado rápido. Yo lo reconocí porque desde el piso inferior del que estaba subiendo sí tenía las luces encendidas. Pero además, por si me olvidé de mencionarlo (lo peor del asunto) es que era mi vecino de enfrente de donde rentaba, pero creo que nunca me había a visto a mí, simplemente nunca coincidimos, pero con la mamá sí le habré dicho alguna vez un "buenas tardes". Pero de todas maneras, si me hubiera reconocido, ¿qué iba a decir? "mamá, vi al vecino que tiene mi edad salir del depa"... Era una acusación seria y carente de toda evidencia.
Sin duda, fue un día que me desconocí completamente, un día que siempre y digo SIEMPRE me mantendrá humilde, que anhelaré con olvidar y en dejar de atormentarme (al menos tengo conciencia). A la fecha (hace casi una década) no he vuelto a perpetrar una idiotez de la ya narrada dimensión, pero sigo preguntándome a veces "¿por qué llegué tan lejos?". Me crie en una amorosa familia, sin abusos, con muchísima educación, en aquel entonces mantuve por primera vez una constante vida sexual con quien era mi novia, ¿por qué entonces hice algo tan irracional? Es un tema que aún tengo que tratar con la psicóloga, pues me aterra la idea de replicar otro episodio de obcecación como este o peor; quiero pensar que tan solo seguía explorando y expandiendo las fronteras de mi sexualidad y estaba en el momento menos indicado para hacerlo. Desde entonces temo de mí mismo por imaginar hasta dónde estaría dispuesto a llegar para satisfacer mis instintos más bajos. Sólo espero no hacerle daño a nadie jamás.
Una vez dentro, jamás sentí mi corazón latir tan fuerte, sentía que resonaban por todo el lugar y me delatarían pues era tanto mi frenesí y obnubilación que olvidé verificar que no hubiese nadie en esa casa primero... afortunadamente fue así, pero empecé a tomar consciencia de lo que estaba haciendo y desistí a los 8 minutos de haber entrado. Salí sin problemas. PERO muy poco después, muy inconforme, después de un breve conflicto interno de porqué estaba haciendo lo que hacía, decidí volver a entrar pero más decisivo aún (eso fue como a los 30 minutos de haber salido). No encontraba la ropa, sentía que el tiempo se estaba pasando demasiado rápido, alguien podía llegar en cualquier instante, ni si quiera había estudiado los tiempos de salida o entrada de esa familia (la mujer y su hijo, estimo de 15 años al menos) y encima me distraía unos momentos con sus objetos personales. Me aterraba la idea de escuchar el cerrojo de la puerta principal moviéndose, más todavía saber de qué sería capaz si alguien entrase y me viera. Encontré la ropa interior limpia de la señora, yo quería la sucia, pero no la encontré, en cuanto mi instinto me dijo que era tiempo de salir, me dirigí por donde entré (ventana de la cocina), moví las persianas y justo a medio proceso, apunto de salir de la ventana y estando en una posición como de spiderman (ver foto) me encuentro con la mirada de un muchacho subiendo las escaleras del piso que compartimos, y entonces lo reconocí: era el hijo de la señora...
En un lapso de 2-3 segundos que se sintieron minutos, nos miramos muy fijamente en medio de la penumbra que gobernaba ese piso (literal, las luces estaban apagadas); su mirada era de alguien que estuviera presenciando un asesinato, como si descubrieras a un depredador a punto de lanzarse hacia a ti, no olvidaré ese asombro. Su reacción fue simplemente correr despavorido, adelantándose tantos escalones de las escaleras como podía para salir lo más rápido posible del edificio. No gritó, no pidió ayuda a los demás vecinos, simplemente huyó con su voz congelada e imagino yo, con las piernas hechas gelatina. Azotó muy duro la puerta principal del edificio al salir, hizo eco en todo el edificio. Después de mirarnos, el primer movimiento lo hizo él, pero por la manera en que escuchó cómo bajé de la ventana (pisando fuerte) eso debió hacerlo pensar que iniciaría una persecución, supongo.
Obviamente no supe qué hacer. Opté por cambiarme de ropa y salir inmediatamente para crear alguna coartada barata como "no estuve toda la tarde en casa, fui a _______ o estuve con ______". Obviamente lo que más me aterraba era que me haya reconocido y que al regresar hubiera patrullas de policía en la entrada pero al volver todo seguía tranquilo. Fui mi apartamento y esperé con mucha inquietud, temía que la policía me arrestara cuando estuviera mi madre o algo así. Pero no pasó nada. Después de un rato, escuché desde mi apartamento una conversación con la casera y otros adultos hablando sobre el tema, el muchacho le había contado todo a la mamá y ella a la casera y la casera imitaba: -"¿por qué no pediste ayuda?" -"es que no pensé, mamá..." y lo que logré entender de esa conversación es que la casera estaba tomando "de a loca" a la mamá del muchacho, no le creía, porque no se habían robado nada. Y efectivamente, como también dijeron en la conversación: había un iPad cargándose en una silla, y ni si quiera pensé en llevármelo, no robé nada, ni una prenda. Pasaron los días y lo único que cambió fue que añadieran barrotes de protección en puertas y ventanas de su apartamento...
No estoy seguro de cómo responder a la pregunta: "¿no te reconoció?". Como dije, todo estaba oscuro, desde la perspectiva del muchacho al verme, imagino que podías solamente identificar el brillo de los ojos y el contorno de mi cuerpo (como si fueras un ladrón y vieras a batman desde la penumbra xD) , además de que todo pasó demasiado rápido. Yo lo reconocí porque desde el piso inferior del que estaba subiendo sí tenía las luces encendidas. Pero además, por si me olvidé de mencionarlo (lo peor del asunto) es que era mi vecino de enfrente de donde rentaba, pero creo que nunca me había a visto a mí, simplemente nunca coincidimos, pero con la mamá sí le habré dicho alguna vez un "buenas tardes". Pero de todas maneras, si me hubiera reconocido, ¿qué iba a decir? "mamá, vi al vecino que tiene mi edad salir del depa"... Era una acusación seria y carente de toda evidencia.
Sin duda, fue un día que me desconocí completamente, un día que siempre y digo SIEMPRE me mantendrá humilde, que anhelaré con olvidar y en dejar de atormentarme (al menos tengo conciencia). A la fecha (hace casi una década) no he vuelto a perpetrar una idiotez de la ya narrada dimensión, pero sigo preguntándome a veces "¿por qué llegué tan lejos?". Me crie en una amorosa familia, sin abusos, con muchísima educación, en aquel entonces mantuve por primera vez una constante vida sexual con quien era mi novia, ¿por qué entonces hice algo tan irracional? Es un tema que aún tengo que tratar con la psicóloga, pues me aterra la idea de replicar otro episodio de obcecación como este o peor; quiero pensar que tan solo seguía explorando y expandiendo las fronteras de mi sexualidad y estaba en el momento menos indicado para hacerlo. Desde entonces temo de mí mismo por imaginar hasta dónde estaría dispuesto a llegar para satisfacer mis instintos más bajos. Sólo espero no hacerle daño a nadie jamás.