En la casa de la bruja, el diablillo, sentado ante las páginas en blanco, se quejó como hablando para sí mismo:-No sé para qué estuve escribiendo aquel libro de reglas tanto tiempo. No sirve de nada. Además, quedamos en que ya estaba terminado.La bruja señaló las páginas con el dedo indicándole que siguiera.-Al menos espero que este no sea tan largo -dijo cogiendo la pluma-. Se supone que esto es un añadido, o algo así. Creo que tiene un nombre -dijo pensativo.-Una expansión -dijo el buen monstruo de la calle 35, que estaba sentado en una esquina en silencio.-Si tú lo dices -masculló el pequeño demonio-. Pero si el libro no sirve de nada, y en esto estamos ya todos de acuerdo, ¿para qué tengo que continuar?-Te divierte hacerlo -dijo el monstruo.El demonio removió los labios disgustado. Era cierto.-Pero si no hay un motivo... -se quejó por no dar su brazo a torcer.La bruja volvió a entrar en el salón y miró por encima del hombro la página aún en blanco. El diablo se apresuró a coger la pluma y la mojó en el tintero con cuidado de no manchar. -Y encima hay que tener cuidado con no manchar... -murmuró escurriendo la punta de la pluma-. En algún momento se darán cuenta ahí abajo de que es la música lo que la convierte, no el libro. Entonces podré dejar de escribir estas tonterías. Aunque esta noche se me han ocurrido un par de cosas bastante buenas -dijo dejando caer una gota de tinta en un trapo.La bruja, al fin, tomó la palabra:-La partida es la forma de reunirlos. Una vez juntos, enviamos la música. Por eso el libro debe ser tan bueno -dijo para halagar al diablo.-Creo que Hutrure viene por algo más que la partida -dijo el monstruo.El demonio arrugó el ceño sin entender, pero halagado por la calidad de su obra ya había comenzado a escribir y en un instante estaba absorto en la escritura.-Pau, ¿cuánto falta? -preguntó el monstruito.-No sé. Depende de la resistencia que muestre.-Dijiste que tenemos prisa, y a la vez paciencia. ¿Qué significa eso?-Que debemos seguir sin pausa, pero no seguir sin motivo -dijo la bruja.-¿Ya estás cocinando la próxima música?-De la música se encarga Golki Vin. Él me da, digamos, la carne, y yo le añado el espíritu.-El veneno, querrás decir -dijo sonriendo el demonio en un descanso para aclarar una idea buenísima que se le había ocurrido.Pau se quedó pensativa:-Ya es hora de sumergirla en la espiral.