Cuando era un niño pequeño, mis padres murieron cuando tenía apenas cuatro años. Por eso fui trasladado de casa en casa hasta que cumplí cinco, y he vivido con seis familias diferentes que se hicieron cargo de mí, pero debido a mis extrañas acciones decidieron devolverme al orfanato. Bueno, yo era tenía algo diferente a ellos, así que no es su culpa. La diferente fue que tuve un amigo imaginario llamado Hartniss que solo yo podía ver y escuchar, sin que los demás se dieran cuenta de su presencia.
Sarah, la hija mayor de la propietaria del orfanato, fue la única que realmente me creyó sobre el asunto de Hartniss. Me acompañaba para que no estuviera solo, y me defendía de las burlas de los otros niños huérfanos, pese a que su madre, la señora Cyan, le dijera que no me molestara tanto.
Una vez estábamos jugando con Sarah a la pelota en el patio mientras Hartniss nos observaba, sentando entre las ramas de un árbol. Aunque pretendía jugar, podía escuchar a los niños hablando de nosotros a nuestras espaldas:
— ¿Por qué la hija de la señora Cyan protege mucho a Kenneth? Actúa muy raro.
— Otra vez el raro de Kenneth Dawnson. Lo único que hace es hablar solo todo el día, era normal que lo hayan devuelto.
— Una vez escuché a la señora Cyan decirle a Sarah que no se acercara a Dawnson, le dijo que tenía problemas mentales. Pero nunca la escucha...
Uno de ellos agarró una piedra del suelo y la arrojó contra Sarah que pese a tener diez años, era mucho más débil que cualquiera de nosotros. Un grupo de cuatro niños continuaron lanzándonos piedras, aunque Sarah les gritaba que pararan. Yo fui a esconderme atrás del árbol, mientras Sarah iba corriendo a la oficina de su madre para acusar a los matones.
Hartniss bajó del árbol, descendiendo lentamente hacia el suelo. Me miró con una sonrisa, extendiéndome una caja de fósforos.
— Esa niña te protege mucho, ¿Por qué no le devuelves el favor? Además, tienes que defenderte.
Estoy seguro de que Hartniss es un demonio, aunque él no lo admita. Desde que lo vi por primera vez a los tres años, cuando estaba viendo el partido de fútbol que estaba jugando con algunos amigos. Me miraba con una sonrisa amable, flotando en el cielo.
Han pasado desde entonces tres años más y nunca se ha ido. Siempre me está siguiendo, pese a todas las veces que traté de deshacerme de él, tratando de ayudarme dando consejos o haciendo chistes. Aprendí a ignorarlo con el tiempo, pero no eso no significa que le he obedecido algunas veces... pero no como se lo esperaba. Me daba extensas charlas sobre el poder, el poder que podía gobernar el mundo para que todos se inclinaran ante nosotros. Siempre me ofrecía ese poder una o dos veces al día, pero nunca lo acepté.
Tal vez si era un demonio, o a lo mejor un ángel caído, como los que veía en la biblia de la madre de Sarah, que ella me prestaba. Probablemente pensaba que la fe iba a curar lo que la señora Cyan llamaba "alucinaciones", cosa con la que no estábamos muy de acuerdo yo y Hartniss. Mi amigo me decía que en realidad los demonios eran ángeles desterrados al Infierno por Dios, cuando hacían alguna cosa mala o lo desobedecían. Eran expulsados del cielo y terminaban en los rincones oscuros del Infierno al servicio de Lucifer, amo de las tinieblas.
Bueno, la cosa con Dios y los demonios no duró mucho, ya que Sarah empezó a crecer sin cuidarme tanto como antes. Era normal, ya que estaba cerca de la adolescencia, y ella pasaría más tiempo con sus amigos de la escuela o con los jóvenes del orfanato. Mientras tanto, yo había cumplido ocho años y sin la protección de Sarah, las cosas se volvieron difíciles de manejar. Luego, me enteré de que Sarah solo me estaba protegiendo porque sentía pena por mi, y nunca creyó en que Hartniss existía. Ella pensaba que estaba "enfermo". Y así fue la historia de la única persona que creía que me apoyaba...
Pasaron los años, y al cumplir trece, seguía estando en el orfanato. Los ya no tan niños me daban apodos con insultos, los nuevos me evitaban y Sarah se había olvidado por completo de mí.
Un dia, me avisaron que me entregarían a nuevos padres de crianza temporal. O en otras palabras, nuevas personas que conocerían a mi amigo demonio imaginario. No esperaba mucho de ellos, hasta que los conocí en persona. Se llamaban Karl y Jenna, y eran amables y cariñosos. Me contaron que eran los dueños de un restaurante muy famoso y sus familiares tenían buen dinero. No podían tener hijos, ya que al útero de Jenna lo habían extirpado por una enfermedad, cosa muy triste.
A la semana me mudé con ellos, y pronto mi pequeña habitación se llenó de muebles nuevos, ropa, y algunos adornos que puse. En los siete años en los que viví con mis nuevos padres, Hartniss nunca apareció, por lo que pude expresarme mejor con los demás, incluso hice muchos amigos en la escuela. Al terminar la escuela, decidí seguir la carrera de bombero. Me inscribí a la academia y empecé a prepararme con mucho esfuerzo. Cuando vimos los resultados del examen final, mis padres estaban muy orgullosos de mi, la verdad que ese examen fue muy sencillo, me había preparado muy bien.
— Bueno Kenneth, parece que tu sueño se hizo realidad — Karl me dio una palmada en la cabeza.
— ¡Oh, Kenny! Te veo y creo que estas usando el uniforme... — Jenna estaba muy conmovida, abrazándome muy feliz tratando de no llorar.
Hicieron una fiesta para celebrar mi ingreso en un salón, y invitaron a la familia y algunos amigos. La fiesta fue bastante tranquila, con comida deliciosa, aunque algunos familiares míos se pusieron nostálgicos en la cena, contando cosas bastante embarazosas.
— Se los juro. Cuando Kenneth me dijo a los catorce que quería ser bombero, no me lo creía. Pero ahora mirenlo, ya es todo un bombero a los veinte. ¡Las damas van a pelearse por salir con él! — exclamaba mi padre en la mesa, riéndose a carcajadas con sus amigos.
Con la excusa de ir a tomar aire fresco, fui afuera para tratar de huir de los comentarios vergonzosos de mi familia, la verdad me estaba poniendo nervioso. En el jardín me encontré a Meredith, la hija de una amiga de mi madre. Era una chica muy bella, con una voz hermosa y un cabello rubio brillante.
— Vaya, no sabia que eras un bombero — me sonrió — ¿Es difícil serlo?
— Eh... — me quedé embobado por su belleza — N-no mucho.. no es muy difícil para mi.
Seguimos charlando por unos momentos. Todo estaba bien, hasta que volví a ver a Hartniss, con una sonrisa de oreja a oreja. Me quedé sorprendido, incluso podía sentir su aura pese a que estaba lejos de nosotros.
— Hartniss... —
murmuré y salí de la fiesta, lo que no sabía era que Meredith estaba siguiéndome.
–Oye, chico guapo. -Gritó y saltó a mi espalda.
–Hehehe, solo mírala. -Hartniss hizo una pausa y echó un vistazo de cerca a su figura.
–Bueno, bueno, bueno ... Kenneth, mi hijo está creciendo tan rápido.
Solo espero que ese demonio se calle y se vaya de nuevo.
–Kenneth, ¿Qué pasa? Pareces cansado... -Meredith se acercó a mí.
–Solo cansado y todo ... Debería irme a casa ahora, solo dile a Karl y Jenna que estoy en casa esperándolos...
Meredith y yo empezamos a salir después de eso, aunque fue molesto que Hartniss siempre esté con nosotros. Ella no podía verlo, burlarse de el y todo pero tengo miedo de decirle, ella rompería conmigo y pensaría que estaba loco y necesitaría un control mental ... tal vez necesito un control mental ... bueno, de todos modos, Meredith comenzó para actuar de manera diferente unas semanas más tarde, ella verificaba su teléfono con más frecuencia y salía a hablar con algunos amigos, lo sé, sospechaba en ese momento, pero luego escuché que ella hablaba un día:
–Ahora no, John... estoy con él ahora y no sé cuándo lo haremos, se mostrará la hora.
Por algunos días, especulé con quién estaba hablando, tal vez estaba haciendo trampa o simplemente hablando con su amiga, pero me puse aún más curioso, así que me puse a su teléfono a escondidas mientras ella se estaba bañando.
–Te echo de menos, John estaré allí.
–Me escabulliré esta noche para que podamos vernos de nuevo
Leyendo los mensajes que envió a "John" me hizo enojar, solo pensando en cómo me dice cómo tanto que ella me ama más que cualquier otra cosa me hizo enojar aún más.
–Amigo, ¿Por qué no aceptas la oferta? -Hartniss flotó sobre mí.
–¡CALLATE, HARTNISS! -Grité en voz alta y salí de la habitación.
–¿Kenneth? ¿Con quién estás hablando?
Meredith salió del baño, medio cubierta con una toalla mojada. No dije una sola palabra, simplemente lancé su teléfono móvil hacia ella y salí de la habitación de su apartamento. Nunca volví a saber de ella, pero hizo que mi corazón se rompiera un poco. Cuando Karl y Jenna se enteraron de que ella me engañó con otro hombre llamado "John", realmente hablaron conmigo, me preguntaron cosas y me ayudaron a levantarme nuevamente. Me sentí afortunado de tenerlos como mis padres adoptivos.
Pasaron 3 años, ni siquiera recuerdo con cuántas salí, tratar de encontrar a una chica adecuada para mí fue difícil. Aprendí cómo hablar con ellas, solo hablé dulcemente con ellas y te seguirán a donde sea que vayas... Estaba relajándome en la estación de bomberos, no teníamos nada que hacer esa noche. Pero entonces, la alarma sonó ruidosamente y mis compañeros de trabajo rápidamente comenzaron a llevar su uniforme de bombero. Hombres de uniforme gritándose unos a otros, diciéndoles que se apresuren a subir al camión de bomberos para que puedan apagar el fuego cercano.
–KENNETH! Date prisa o el jefe volverá a hablar contigo...
Uno de mis compañeros de trabajo tomó mi muñeca y me arrastró hasta el gran camión rojo. Pasaron unos momentos y yo estaba mirando una casa en llamas, eran mis padres adoptivos y mi hogar, el fuego hacía crujir los ruidos al quemar la casa hasta convertirla en cenizas, probablemente en los viejos bosques. Estaba asustado, pero enojado.
–Un fuego tan hermoso, me pregunto quién lo preparó, ¿Verdad, Kenneth?
Me preguntó Hartniss, lo que me hizo enloquecer. Me puse mi máscara de gas y agarré mi hacha con fuerza y fui por ella, entré en mi ardiente hogar en busca de Karl y Jenna, con la esperanza de que estuvieran vivos y sanos.
–¿KARL? JENNA?
Pateé las puertas para entrar a las habitaciones, pero no había ni rastro de ellas. No hay señales de mis protectores y salvadores, ninguna señal de estas dos personas que realmente me amaron y me cuidaron como si fuera su propio hijo. Me sentí frustrado, la ira crecía dentro de mí, culpándome a mí misma de que debería haberme quedado en casa para poder conocerlos y ayudarlos. Me detuve en un momento y comencé a llorar, mi vista se volvió borrosa y la densa niebla me impidió ver. Me quité la máscara de gas, gran error de un bombero.
Grité de dolor cuando el fuego a mi alrededor golpeó mi rostro, la fuerte llama caliente me atrapó, no debería haber parado, debería haber seguido adelante y buscar a mis padres adoptivos. El fuego se estaba comiendo mi piel derecha, mi piel se derritió mientras mi cuerpo estaba en llamas, gritaba, lloraba de dolor.
–Sabes, Kenneth ... Puedo salvarte de este infierno. -Hartniss se rió suavemente.
–Puedo hacer que el dolor se vaya, solo si dices que sí...
–…Sí…
–¡BIEN!
Me desmayé, no podía recordar lo que estaba haciendo, pero ya no sentía las llamas quemándome la piel, lo cual es algo bueno para mí. Podía oírme reír en una habitación oscura, pero no era mi voz, era Hartniss quien se reía, oscuro, profundo y malvado, demoníaco como siempre. Vi una puerta a mi lado y había un letrero que decía "Para Freaks", eso me sienta bien... Traté de abrir la puerta pero no se movió.
–Hartniss... -Susurré pero no respondio.
–¡¡HARTNISS!!! -Grité.
Ese demonio me engañó, dijo que no sentiría ningún dolor, que si dijera que sí, él y yo gobernaríamos el mundo con facilidad...
–¡HAHAHA! ¡Sí, mi alma profana tu cuerpo sólido!
Hartniss apareció ante mí, con los ojos muy abiertos y la lengua asomando como una serpiente que en realidad es espeluznante.
–¿Qué quieres decir con eso...?
–Bueno, yo estaba dentro de esta celda antes que tú y quiero salir y divertirme... En la Tierra, no en este Infierno... -el demonio hizo una pausa y miró a su alrededor.
–Lo que quiero decir con eso es ... Necesito un verdadero cuerpo ser humano, cuando llegué allí no pude hacer nada como tocar y hablar con los demás, pero luego te vi, jugando al fútbol con tus amigos y tú me miraste y sonreíste.
–Sí, definitivamente no debiste haber hecho eso ... ¡Hahah! ¡Y es entonces cuando supe que necesito tu cuerpo para poder enloquecer allá arriba!
–¿Q-qué quieres decir con eso...? -No pude entender lo que estaba diciendo.
–No tienes ni idea, niño... Solo puedo usar tu cuerpo sólido porque eres el único que puede verme, no puedo ingresar a un ser humano que no puede verme. Solo porque soy un demonio de bajo rango.
–Sácame de aquí. -Susurré, Hartniss sonrió e inclinó la cabeza.
–Uhm, ¿Qué tal, NO?
Ese maldito demonio no me dejaría salir, no sé lo que hizo allí, pero seguro que quiero saber. Lo ataqué, lo golpeé, en realidad luché con un demonio, lo cual es bastante increíble. Estaba cansado de ser engañado, engañado, acosado y engañado. Dejé mi ira sobre este demonio, no sobre la gente que me hizo un tonto con los demás. Pero este demonio fue el que me convirtió en un monstruo para los ojos de los demás. Momentos pasaron, cansados y mis manos duelen por el golpe, finalmente me detuve y miré a Hartniss. Él todavía estaba sonriendo.
–Ni un humano pequeño como tú va a derrotarme. -No lo ataqué, solo lo miré sin expresión, sin decir una palabra, solo mirar.
–¿Cómo están Karl y Jenna...? -Susurré, el demonio justo en frente de mí comenzó a reír, oscuro y malvado.
–Si quieres saber mucho sobre eso ... ¿Por qué no echas un vistazo?
Me desperté, no en la celda del infierno, sino justo en el medio de un infierno llameante, grité y traté de alejarme del centro del fuego pero algo estaba apagado, mi cuerpo estaba en llamas pero no puedo sentir el fuego quemando mi piel, aunque mi cuerpo se siente cálido y caliente, no estaba sudando ni me sentía ardiente, simplemente me sentía normal.
Puse mis manos en mi cara, se sentía un poco raro, pero al menos ya no está ardiendo. Mientras me preguntaba qué le estaba sucediendo a mi cuerpo, miré a mi alrededor y comencé a buscar a Karl y Jenna otra vez, pero algo no me pareció bien, el otro bombero no estaba en ninguna parte, se habían ido. Pensé que habían encontrado a Karl y Jenna y los habían sacado de la casa en llamas, rápidamente corrí hacia la puerta y salí de la casa en llamas. Lo que vi me horrorizó, estos cadáveres tirados en el suelo que tienen agujeros profundos en el uniforme de bombero y sangre por todas partes en el suelo, mis compañeros de trabajo fueron asesinados, algunas de sus extremidades están separadas de sus cuerpos, como casi un ritual o algo así. Luego miré mi hacha, estaba manchada de sangre, todavía tenía algo de carne y pelo en su extremo afilado.
–¿Qué...qué sucedió...? -Me pregunté.
–¡Herheh, parece que me dejé llevar mientras tú no estabas!
Ese maldito demonio de Hartniss, ¿Cómo se atrevió a regresar después de lo que nos hizo a mí y a mis compañeros de trabajo?
–¡TÚ, MALDITO DEMONIO! -Grité con enojo, agarré con fuerza mi hacha y la giré hacia él, pero me perdí, una y otra vez.
–No puedes golpearme, Kenneth ... porque yo soy solo una parte de tu imaginación.
–¡MENTIROSO! -Grité.
–¿Kenneth...?
Oí una voz que se desvanecía y volteé para ver quién era mientras balanceaba el hacha conmigo, golpeé algo blando y duro por dentro, la sangre salió del agujero abierto que pertenece a alguien querido mío, mi madre de crianza, Jenna... El demonio a mi lado se rió tan fuerte como pudo, mi corazón dio un vuelco cuando Jenna cayó sin piernas en el suelo. Miré hacia ella, su cuello estaba completamente abierto, su garganta estaba expuesta, traté de cerrar su cuello con mis propias manos. Había tanta sangre y no pude detenerla.
–¿K-Ke...nneth?
Escuché a Karl llamándome por mi nombre, levanté la vista, estaba mirando a su amada esposa que no puede moverse en el suelo con el cuello abierto que rezuma sangre. Y allí estaba yo, sangriento hacha en la mano derecha y mano izquierda en su cuello abierto.
–¡F-Fue un accidente! -Intenté explicar.
–H-Hartniss era...
Ni siquiera me estaba mirando, Karl me alejó de ella y eso es muy comprensible, sus ojos me
decían que él cada vez estaba más enojado, nunca he visto la expresión de su cara que en ese momento me dio miedo. Él me miró, sus ojos enojados se enfocaron solo en mí, lo recuerdo claramente cuando me atacó, cargó contra mí a toda velocidad y me golpeó. Creo que se perdió a sí mismo en aquel entonces, estaba gritando en voz alta que sonó en mis oídos durante horas, la velocidad de su puño golpeando mi cara y todo fue doloroso. No podía soportarlo más, recuerdo alejarlo de mí y cuando traté de golpearlo sucedió algo diferente. Mi mano fue atrapada en llamas de la nada, estaba conmocionado y asustado, pero no sentí nada ardiendo como en ese momento cuando me desperté en medio del fuego. Y fue entonces cuando Hartniss me explicó, que puedo controlar las llamas a mi alrededor o que puedo crearlas de la nada, ya que acepté su oferta solo para salvarme del fuego que me había atrapado en ese momento, él me dio la capacidad de controlar las llamas como un regalo. Podía oír que el otro camión de bomberos se acercaba, era para una copia de seguridad en caso de que algo sucediera.
–¿Q-qué estás...? -Susurró Karl con incredulidad, estaba asustado por supuesto.
Pero algo se arrastraba por mis venas, una sensación cálida de que algo nuevo había despertado en lo profundo de mi mente. Enfrenté a Karl y me acerqué a él con una mano en llamas. Podía verlo respirando pesadamente, el sudor cayendo de su rostro y aterrizando suavemente en el suelo.
–Soy un bicho raro, un monstruo de la llama. -Sonreí.
Oír el cadáver de las personas que se convierten en cenizas es lo mejor ahora, esa sensación cuando una casa en llamas se derrumba en el suelo y esparce el fuego como un reguero de pólvora a otras casas, todo es perfecto ahora.
¿Tus padres nunca te dijeron que no jugaras con fuego?
El mío no.
Sarah, la hija mayor de la propietaria del orfanato, fue la única que realmente me creyó sobre el asunto de Hartniss. Me acompañaba para que no estuviera solo, y me defendía de las burlas de los otros niños huérfanos, pese a que su madre, la señora Cyan, le dijera que no me molestara tanto.
Una vez estábamos jugando con Sarah a la pelota en el patio mientras Hartniss nos observaba, sentando entre las ramas de un árbol. Aunque pretendía jugar, podía escuchar a los niños hablando de nosotros a nuestras espaldas:
— ¿Por qué la hija de la señora Cyan protege mucho a Kenneth? Actúa muy raro.
— Otra vez el raro de Kenneth Dawnson. Lo único que hace es hablar solo todo el día, era normal que lo hayan devuelto.
— Una vez escuché a la señora Cyan decirle a Sarah que no se acercara a Dawnson, le dijo que tenía problemas mentales. Pero nunca la escucha...
Uno de ellos agarró una piedra del suelo y la arrojó contra Sarah que pese a tener diez años, era mucho más débil que cualquiera de nosotros. Un grupo de cuatro niños continuaron lanzándonos piedras, aunque Sarah les gritaba que pararan. Yo fui a esconderme atrás del árbol, mientras Sarah iba corriendo a la oficina de su madre para acusar a los matones.
Hartniss bajó del árbol, descendiendo lentamente hacia el suelo. Me miró con una sonrisa, extendiéndome una caja de fósforos.
— Esa niña te protege mucho, ¿Por qué no le devuelves el favor? Además, tienes que defenderte.
Estoy seguro de que Hartniss es un demonio, aunque él no lo admita. Desde que lo vi por primera vez a los tres años, cuando estaba viendo el partido de fútbol que estaba jugando con algunos amigos. Me miraba con una sonrisa amable, flotando en el cielo.
Han pasado desde entonces tres años más y nunca se ha ido. Siempre me está siguiendo, pese a todas las veces que traté de deshacerme de él, tratando de ayudarme dando consejos o haciendo chistes. Aprendí a ignorarlo con el tiempo, pero no eso no significa que le he obedecido algunas veces... pero no como se lo esperaba. Me daba extensas charlas sobre el poder, el poder que podía gobernar el mundo para que todos se inclinaran ante nosotros. Siempre me ofrecía ese poder una o dos veces al día, pero nunca lo acepté.
Tal vez si era un demonio, o a lo mejor un ángel caído, como los que veía en la biblia de la madre de Sarah, que ella me prestaba. Probablemente pensaba que la fe iba a curar lo que la señora Cyan llamaba "alucinaciones", cosa con la que no estábamos muy de acuerdo yo y Hartniss. Mi amigo me decía que en realidad los demonios eran ángeles desterrados al Infierno por Dios, cuando hacían alguna cosa mala o lo desobedecían. Eran expulsados del cielo y terminaban en los rincones oscuros del Infierno al servicio de Lucifer, amo de las tinieblas.
Bueno, la cosa con Dios y los demonios no duró mucho, ya que Sarah empezó a crecer sin cuidarme tanto como antes. Era normal, ya que estaba cerca de la adolescencia, y ella pasaría más tiempo con sus amigos de la escuela o con los jóvenes del orfanato. Mientras tanto, yo había cumplido ocho años y sin la protección de Sarah, las cosas se volvieron difíciles de manejar. Luego, me enteré de que Sarah solo me estaba protegiendo porque sentía pena por mi, y nunca creyó en que Hartniss existía. Ella pensaba que estaba "enfermo". Y así fue la historia de la única persona que creía que me apoyaba...
Pasaron los años, y al cumplir trece, seguía estando en el orfanato. Los ya no tan niños me daban apodos con insultos, los nuevos me evitaban y Sarah se había olvidado por completo de mí.
Un dia, me avisaron que me entregarían a nuevos padres de crianza temporal. O en otras palabras, nuevas personas que conocerían a mi amigo demonio imaginario. No esperaba mucho de ellos, hasta que los conocí en persona. Se llamaban Karl y Jenna, y eran amables y cariñosos. Me contaron que eran los dueños de un restaurante muy famoso y sus familiares tenían buen dinero. No podían tener hijos, ya que al útero de Jenna lo habían extirpado por una enfermedad, cosa muy triste.
A la semana me mudé con ellos, y pronto mi pequeña habitación se llenó de muebles nuevos, ropa, y algunos adornos que puse. En los siete años en los que viví con mis nuevos padres, Hartniss nunca apareció, por lo que pude expresarme mejor con los demás, incluso hice muchos amigos en la escuela. Al terminar la escuela, decidí seguir la carrera de bombero. Me inscribí a la academia y empecé a prepararme con mucho esfuerzo. Cuando vimos los resultados del examen final, mis padres estaban muy orgullosos de mi, la verdad que ese examen fue muy sencillo, me había preparado muy bien.
— Bueno Kenneth, parece que tu sueño se hizo realidad — Karl me dio una palmada en la cabeza.
— ¡Oh, Kenny! Te veo y creo que estas usando el uniforme... — Jenna estaba muy conmovida, abrazándome muy feliz tratando de no llorar.
Hicieron una fiesta para celebrar mi ingreso en un salón, y invitaron a la familia y algunos amigos. La fiesta fue bastante tranquila, con comida deliciosa, aunque algunos familiares míos se pusieron nostálgicos en la cena, contando cosas bastante embarazosas.
— Se los juro. Cuando Kenneth me dijo a los catorce que quería ser bombero, no me lo creía. Pero ahora mirenlo, ya es todo un bombero a los veinte. ¡Las damas van a pelearse por salir con él! — exclamaba mi padre en la mesa, riéndose a carcajadas con sus amigos.
Con la excusa de ir a tomar aire fresco, fui afuera para tratar de huir de los comentarios vergonzosos de mi familia, la verdad me estaba poniendo nervioso. En el jardín me encontré a Meredith, la hija de una amiga de mi madre. Era una chica muy bella, con una voz hermosa y un cabello rubio brillante.
— Vaya, no sabia que eras un bombero — me sonrió — ¿Es difícil serlo?
— Eh... — me quedé embobado por su belleza — N-no mucho.. no es muy difícil para mi.
Seguimos charlando por unos momentos. Todo estaba bien, hasta que volví a ver a Hartniss, con una sonrisa de oreja a oreja. Me quedé sorprendido, incluso podía sentir su aura pese a que estaba lejos de nosotros.
— Hartniss... —
murmuré y salí de la fiesta, lo que no sabía era que Meredith estaba siguiéndome.
–Oye, chico guapo. -Gritó y saltó a mi espalda.
–Hehehe, solo mírala. -Hartniss hizo una pausa y echó un vistazo de cerca a su figura.
–Bueno, bueno, bueno ... Kenneth, mi hijo está creciendo tan rápido.
Solo espero que ese demonio se calle y se vaya de nuevo.
–Kenneth, ¿Qué pasa? Pareces cansado... -Meredith se acercó a mí.
–Solo cansado y todo ... Debería irme a casa ahora, solo dile a Karl y Jenna que estoy en casa esperándolos...
Meredith y yo empezamos a salir después de eso, aunque fue molesto que Hartniss siempre esté con nosotros. Ella no podía verlo, burlarse de el y todo pero tengo miedo de decirle, ella rompería conmigo y pensaría que estaba loco y necesitaría un control mental ... tal vez necesito un control mental ... bueno, de todos modos, Meredith comenzó para actuar de manera diferente unas semanas más tarde, ella verificaba su teléfono con más frecuencia y salía a hablar con algunos amigos, lo sé, sospechaba en ese momento, pero luego escuché que ella hablaba un día:
–Ahora no, John... estoy con él ahora y no sé cuándo lo haremos, se mostrará la hora.
Por algunos días, especulé con quién estaba hablando, tal vez estaba haciendo trampa o simplemente hablando con su amiga, pero me puse aún más curioso, así que me puse a su teléfono a escondidas mientras ella se estaba bañando.
–Te echo de menos, John estaré allí.
–Me escabulliré esta noche para que podamos vernos de nuevo
Leyendo los mensajes que envió a "John" me hizo enojar, solo pensando en cómo me dice cómo tanto que ella me ama más que cualquier otra cosa me hizo enojar aún más.
–Amigo, ¿Por qué no aceptas la oferta? -Hartniss flotó sobre mí.
–¡CALLATE, HARTNISS! -Grité en voz alta y salí de la habitación.
–¿Kenneth? ¿Con quién estás hablando?
Meredith salió del baño, medio cubierta con una toalla mojada. No dije una sola palabra, simplemente lancé su teléfono móvil hacia ella y salí de la habitación de su apartamento. Nunca volví a saber de ella, pero hizo que mi corazón se rompiera un poco. Cuando Karl y Jenna se enteraron de que ella me engañó con otro hombre llamado "John", realmente hablaron conmigo, me preguntaron cosas y me ayudaron a levantarme nuevamente. Me sentí afortunado de tenerlos como mis padres adoptivos.
Pasaron 3 años, ni siquiera recuerdo con cuántas salí, tratar de encontrar a una chica adecuada para mí fue difícil. Aprendí cómo hablar con ellas, solo hablé dulcemente con ellas y te seguirán a donde sea que vayas... Estaba relajándome en la estación de bomberos, no teníamos nada que hacer esa noche. Pero entonces, la alarma sonó ruidosamente y mis compañeros de trabajo rápidamente comenzaron a llevar su uniforme de bombero. Hombres de uniforme gritándose unos a otros, diciéndoles que se apresuren a subir al camión de bomberos para que puedan apagar el fuego cercano.
–KENNETH! Date prisa o el jefe volverá a hablar contigo...
Uno de mis compañeros de trabajo tomó mi muñeca y me arrastró hasta el gran camión rojo. Pasaron unos momentos y yo estaba mirando una casa en llamas, eran mis padres adoptivos y mi hogar, el fuego hacía crujir los ruidos al quemar la casa hasta convertirla en cenizas, probablemente en los viejos bosques. Estaba asustado, pero enojado.
–Un fuego tan hermoso, me pregunto quién lo preparó, ¿Verdad, Kenneth?
Me preguntó Hartniss, lo que me hizo enloquecer. Me puse mi máscara de gas y agarré mi hacha con fuerza y fui por ella, entré en mi ardiente hogar en busca de Karl y Jenna, con la esperanza de que estuvieran vivos y sanos.
–¿KARL? JENNA?
Pateé las puertas para entrar a las habitaciones, pero no había ni rastro de ellas. No hay señales de mis protectores y salvadores, ninguna señal de estas dos personas que realmente me amaron y me cuidaron como si fuera su propio hijo. Me sentí frustrado, la ira crecía dentro de mí, culpándome a mí misma de que debería haberme quedado en casa para poder conocerlos y ayudarlos. Me detuve en un momento y comencé a llorar, mi vista se volvió borrosa y la densa niebla me impidió ver. Me quité la máscara de gas, gran error de un bombero.
Grité de dolor cuando el fuego a mi alrededor golpeó mi rostro, la fuerte llama caliente me atrapó, no debería haber parado, debería haber seguido adelante y buscar a mis padres adoptivos. El fuego se estaba comiendo mi piel derecha, mi piel se derritió mientras mi cuerpo estaba en llamas, gritaba, lloraba de dolor.
–Sabes, Kenneth ... Puedo salvarte de este infierno. -Hartniss se rió suavemente.
–Puedo hacer que el dolor se vaya, solo si dices que sí...
–…Sí…
–¡BIEN!
Me desmayé, no podía recordar lo que estaba haciendo, pero ya no sentía las llamas quemándome la piel, lo cual es algo bueno para mí. Podía oírme reír en una habitación oscura, pero no era mi voz, era Hartniss quien se reía, oscuro, profundo y malvado, demoníaco como siempre. Vi una puerta a mi lado y había un letrero que decía "Para Freaks", eso me sienta bien... Traté de abrir la puerta pero no se movió.
–Hartniss... -Susurré pero no respondio.
–¡¡HARTNISS!!! -Grité.
Ese demonio me engañó, dijo que no sentiría ningún dolor, que si dijera que sí, él y yo gobernaríamos el mundo con facilidad...
–¡HAHAHA! ¡Sí, mi alma profana tu cuerpo sólido!
Hartniss apareció ante mí, con los ojos muy abiertos y la lengua asomando como una serpiente que en realidad es espeluznante.
–¿Qué quieres decir con eso...?
–Bueno, yo estaba dentro de esta celda antes que tú y quiero salir y divertirme... En la Tierra, no en este Infierno... -el demonio hizo una pausa y miró a su alrededor.
–Lo que quiero decir con eso es ... Necesito un verdadero cuerpo ser humano, cuando llegué allí no pude hacer nada como tocar y hablar con los demás, pero luego te vi, jugando al fútbol con tus amigos y tú me miraste y sonreíste.
–Sí, definitivamente no debiste haber hecho eso ... ¡Hahah! ¡Y es entonces cuando supe que necesito tu cuerpo para poder enloquecer allá arriba!
–¿Q-qué quieres decir con eso...? -No pude entender lo que estaba diciendo.
–No tienes ni idea, niño... Solo puedo usar tu cuerpo sólido porque eres el único que puede verme, no puedo ingresar a un ser humano que no puede verme. Solo porque soy un demonio de bajo rango.
–Sácame de aquí. -Susurré, Hartniss sonrió e inclinó la cabeza.
–Uhm, ¿Qué tal, NO?
Ese maldito demonio no me dejaría salir, no sé lo que hizo allí, pero seguro que quiero saber. Lo ataqué, lo golpeé, en realidad luché con un demonio, lo cual es bastante increíble. Estaba cansado de ser engañado, engañado, acosado y engañado. Dejé mi ira sobre este demonio, no sobre la gente que me hizo un tonto con los demás. Pero este demonio fue el que me convirtió en un monstruo para los ojos de los demás. Momentos pasaron, cansados y mis manos duelen por el golpe, finalmente me detuve y miré a Hartniss. Él todavía estaba sonriendo.
–Ni un humano pequeño como tú va a derrotarme. -No lo ataqué, solo lo miré sin expresión, sin decir una palabra, solo mirar.
–¿Cómo están Karl y Jenna...? -Susurré, el demonio justo en frente de mí comenzó a reír, oscuro y malvado.
–Si quieres saber mucho sobre eso ... ¿Por qué no echas un vistazo?
Me desperté, no en la celda del infierno, sino justo en el medio de un infierno llameante, grité y traté de alejarme del centro del fuego pero algo estaba apagado, mi cuerpo estaba en llamas pero no puedo sentir el fuego quemando mi piel, aunque mi cuerpo se siente cálido y caliente, no estaba sudando ni me sentía ardiente, simplemente me sentía normal.
Puse mis manos en mi cara, se sentía un poco raro, pero al menos ya no está ardiendo. Mientras me preguntaba qué le estaba sucediendo a mi cuerpo, miré a mi alrededor y comencé a buscar a Karl y Jenna otra vez, pero algo no me pareció bien, el otro bombero no estaba en ninguna parte, se habían ido. Pensé que habían encontrado a Karl y Jenna y los habían sacado de la casa en llamas, rápidamente corrí hacia la puerta y salí de la casa en llamas. Lo que vi me horrorizó, estos cadáveres tirados en el suelo que tienen agujeros profundos en el uniforme de bombero y sangre por todas partes en el suelo, mis compañeros de trabajo fueron asesinados, algunas de sus extremidades están separadas de sus cuerpos, como casi un ritual o algo así. Luego miré mi hacha, estaba manchada de sangre, todavía tenía algo de carne y pelo en su extremo afilado.
–¿Qué...qué sucedió...? -Me pregunté.
–¡Herheh, parece que me dejé llevar mientras tú no estabas!
Ese maldito demonio de Hartniss, ¿Cómo se atrevió a regresar después de lo que nos hizo a mí y a mis compañeros de trabajo?
–¡TÚ, MALDITO DEMONIO! -Grité con enojo, agarré con fuerza mi hacha y la giré hacia él, pero me perdí, una y otra vez.
–No puedes golpearme, Kenneth ... porque yo soy solo una parte de tu imaginación.
–¡MENTIROSO! -Grité.
–¿Kenneth...?
Oí una voz que se desvanecía y volteé para ver quién era mientras balanceaba el hacha conmigo, golpeé algo blando y duro por dentro, la sangre salió del agujero abierto que pertenece a alguien querido mío, mi madre de crianza, Jenna... El demonio a mi lado se rió tan fuerte como pudo, mi corazón dio un vuelco cuando Jenna cayó sin piernas en el suelo. Miré hacia ella, su cuello estaba completamente abierto, su garganta estaba expuesta, traté de cerrar su cuello con mis propias manos. Había tanta sangre y no pude detenerla.
–¿K-Ke...nneth?
Escuché a Karl llamándome por mi nombre, levanté la vista, estaba mirando a su amada esposa que no puede moverse en el suelo con el cuello abierto que rezuma sangre. Y allí estaba yo, sangriento hacha en la mano derecha y mano izquierda en su cuello abierto.
–¡F-Fue un accidente! -Intenté explicar.
–H-Hartniss era...
Ni siquiera me estaba mirando, Karl me alejó de ella y eso es muy comprensible, sus ojos me
decían que él cada vez estaba más enojado, nunca he visto la expresión de su cara que en ese momento me dio miedo. Él me miró, sus ojos enojados se enfocaron solo en mí, lo recuerdo claramente cuando me atacó, cargó contra mí a toda velocidad y me golpeó. Creo que se perdió a sí mismo en aquel entonces, estaba gritando en voz alta que sonó en mis oídos durante horas, la velocidad de su puño golpeando mi cara y todo fue doloroso. No podía soportarlo más, recuerdo alejarlo de mí y cuando traté de golpearlo sucedió algo diferente. Mi mano fue atrapada en llamas de la nada, estaba conmocionado y asustado, pero no sentí nada ardiendo como en ese momento cuando me desperté en medio del fuego. Y fue entonces cuando Hartniss me explicó, que puedo controlar las llamas a mi alrededor o que puedo crearlas de la nada, ya que acepté su oferta solo para salvarme del fuego que me había atrapado en ese momento, él me dio la capacidad de controlar las llamas como un regalo. Podía oír que el otro camión de bomberos se acercaba, era para una copia de seguridad en caso de que algo sucediera.
–¿Q-qué estás...? -Susurró Karl con incredulidad, estaba asustado por supuesto.
Pero algo se arrastraba por mis venas, una sensación cálida de que algo nuevo había despertado en lo profundo de mi mente. Enfrenté a Karl y me acerqué a él con una mano en llamas. Podía verlo respirando pesadamente, el sudor cayendo de su rostro y aterrizando suavemente en el suelo.
–Soy un bicho raro, un monstruo de la llama. -Sonreí.
Oír el cadáver de las personas que se convierten en cenizas es lo mejor ahora, esa sensación cuando una casa en llamas se derrumba en el suelo y esparce el fuego como un reguero de pólvora a otras casas, todo es perfecto ahora.
¿Tus padres nunca te dijeron que no jugaras con fuego?
El mío no.