T
Tryugjn
Invitado
La historia que les contaré es una vieja fábula que trata de cómo los hombres, en su búsqueda de poder y riqueza, a menudo se pierden a sí mismos y a su humanidad. Cuentan los sabios ancianos que hace generaciones atrás, unos hombres decidieron construir una gran ciudad en tierra baldía. Se esforzaron día y madrugada por levantar casas lujosas, templos majestuosos y murallas imponentes, sin darse cuenta de lo que estaban sacrificando para conseguirlo. Cuando por fin terminaron su creación,
estaban agotados y cubiertos de polvo, pero también estaban llenos de orgullo y satisfacción. Sin embargo, tras la alegría inicial, pronto se dieron cuenta de que habían sacrificado mucho más de lo que habían ganado: sus familias habían quedado olvidadas, sus cuerpos estaban heridos y sus almas estaban vacías. Los ancianos de esa época advirtieron a los hombres de la importancia de mantener el equilibrio entre su ambición y su humanidad. Sin embargo, el tiempo lo ha demostrado...
Las generaciones siguientes se olvidaron de las lecciones de sus mayores. Continuaron construyendo, expandiendo y gobernando sin detenerse a reflexionar o a tomar en cuenta su propia naturaleza humana. En la actualidad, muchos de nosotros seguimos trabajando sin cesar para acumular riqueza y poder, perdiendo nuestra propia humanidad en el proceso. ¿Seremos capaces de aprender de nuestros errores y encontrar el equilibrio? Solo el tiempo lo dirá.
estaban agotados y cubiertos de polvo, pero también estaban llenos de orgullo y satisfacción. Sin embargo, tras la alegría inicial, pronto se dieron cuenta de que habían sacrificado mucho más de lo que habían ganado: sus familias habían quedado olvidadas, sus cuerpos estaban heridos y sus almas estaban vacías. Los ancianos de esa época advirtieron a los hombres de la importancia de mantener el equilibrio entre su ambición y su humanidad. Sin embargo, el tiempo lo ha demostrado...
Las generaciones siguientes se olvidaron de las lecciones de sus mayores. Continuaron construyendo, expandiendo y gobernando sin detenerse a reflexionar o a tomar en cuenta su propia naturaleza humana. En la actualidad, muchos de nosotros seguimos trabajando sin cesar para acumular riqueza y poder, perdiendo nuestra propia humanidad en el proceso. ¿Seremos capaces de aprender de nuestros errores y encontrar el equilibrio? Solo el tiempo lo dirá.