Espíritus de una raza pre-adámica y almas de gigantes

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Miron
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Esta especulación teológica parte del supuesto de que alguna vez existió una raza antes de la creación de Adán. Se basa en la teoría del intervalo, la cual plantea que, inmediatamente después de la rebelión y caída de Lucifer y los ángeles que le siguieron, ocurrió una catástrofe mundial que se ve entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2, la cual exterminó la raza humana pre-adámica que existía en la Tierra.



La teoría parecería no tener mucho apoyo bíblico, pero en realidad no es así. En efecto, dentro del Libro del Profeta Isaías en el A. T., vemos que: 1) Lucifer tenía un trono en la Tierra y “debilitaba a las naciones”2) Quería ser semejante a Dios, 3) Dijo “subiré al cielo” y “subiré sobre las alturas de las nubes”, por lo cual ya existía el Cielo. En otras palabras, se postula que Lucifer y sus ángeles reinaban en la Tierra poblada por la primera raza humana, y que el Edén del Libro de Ezequiel no es el de Adán y Eva sino un Edén en la Tierra, además de que Cristo habría dicho que vio a Satanás “caer como un rayo” no porque fuera expulsado del Cielo, sino porque intentó subir y tomar el poder, siendo derrotado con sus ángeles y cayendo a la Tierra que gobernaba (por lo cual le llama “príncipe de este mundo”) y en la cual le siguieron todos los primeros humanos anteriores a Adán, que a manera de castigo fueron aniquilados en una tragedia mundial y, tras quedar como espíritus desencarnados, se transformaron en demonios, diferenciándose de los demonios que fueron ángeles porque, a diferencia de aquellos, éstos habitaron en cuerpos humanos y se acostumbraron a tener cuerpos, por lo cual se supone que son el tipo de demonios que está detrás de casi todos los casos de posesión demoníaca.

Según lo anterior, después fueron creados Adán y Eva, pero el rencoroso Satán (Lucifer) consiguió que cayeran en pecado, y así fracasó moralmente la segunda raza humana que surgió de ellos dos, contaminada irremediablemente por el pecado, hasta que vino Cristo y dio la posibilidad de acabar con esa mácula original (mediante el bautismo) y conseguir la vida eterna.



Por último, esta fantasiosa teoría (generalmente rechazada entre protestantes y católicos) admite la posibilidad de que, a los dos tipos de demonios mencionados, se sumó después, con la caída de los Vigilantes (ángeles que fornicaron con mujeres de la Humanidad descendiente de Adán y Eva) que menciona el apócrifo Libro de Enoc, un nuevo tipo de demonio, producido porque las almas de los gigantes (engendrados en la unión de los Vigilantes con “las hijas de los hombres”), una vez que éstos morían, se transformaban en demonios… Por ende, esta teoría abre la posibilidad de concebir que un demonio puede ser una de estas tres cosas (coexistiendo las tres o dos en la realidad, según se tome la teoría en forma abierta o cerrada): a) un ángel caído, b) un alma de humano pre-adámico que se transformó en espíritu con rasgos demoníacos, c) un alma (transformada) de cualquiera de los gigantes que fueron engendrados por la fornicación de los Vigilantes con las mujeres de linaje adámico.