El caso Soraya

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Jinete Volad@r
Miron
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7 meses después​

Mariana, siendo una señora de 78 años, quien creció en una familia extremadamente católica, al regresar de hacer las compras en el mercado local, fue alcanzada por un rayo. La llevaron a un hospital a media hora del pueblo. Afortunadamente, sobrevivió. Debido a su extremas creencias, y a que el accidente dejó algún daño psicológico en Mariana, ella empezó a creer que era la reencarnación de la Virgen de Fátima, debido a que ésta era la figura patriarcal de sus padres. Comenzó a balbucear, llamándose a sí misma como la Virgen de Fátima (o al menos su forma carnal), lo que hizo que los doctores le propongan a María (quien llegó al hospital después de enterarse de lo sucedido) llevarla a un asilo para ancianos. Sin embargo, ella prefirió llevarla a su casa, debido a que no tiene el dinero suficiente para pagar un asilo para su madre.

Después de unas semanas de recuperarse, la mujer seguía estando segura de que es la reencarnación de la Virgen de Fátima. Para asegurarse, fue a ver a una curandera, quien la estafó confirmando sus creencias para ganar $400. Mariana exigió saber qué hacer, a lo que la embustera le propuso llevar a su familia a la cima de un cerro, a media hora del pueblo, donde hay una cabaña abandonada, y quedarse ahí en espera de una "señal divina". La señora hizo caso y llevó a todo su círculo familiar a la choza abandonada, la cual estaba hecha con un montículo de piedras y techo de barro, siendo solamente conformada por una habitación de, al menos, 36 m2. La anfitriona nombró al grupo “La Familia” y discutió los planes de aislamiento con su esposo, quien era su más fiel devoto, pues, del grupo, el cual fue convencido del asunto divino de Mariana (por su educación religiosa), era el que más creía que ella era la Reencarnación. Luego de una cena, Daniel explicó las reglas:

1. Permanecer en ayuno, sin probar comida ni tomar ningún líquido, hasta que esta señal divina se aparezca.

2. Nunca salir de la casa. Los únicos permitidos para salir son Daniel y Carlos, pues, en las afueras, el mismísimo Diablo está acechando, buscando devorar a la Reencarnación.

3. Procurar siempre y a todo momento a Mariana, y siempre festejarle. Y obedecerle más que nada.

Aunque muchos dudaron de poder soportar esto, la auto-proclamada reencarnación los convence de realizar el ritual con un discurso motivador y de fe.

Día 1​

Durante todo el primer día, La Familia se pasó rezando a Mariana, quien cada vez se comenzaba a sentir como un símbolo religioso importante. En la tarde, en un descanso en el cual el grupo veía una televisión que habían instalado dentro del lugar, al ver la película “La Pasión de Cristo”, Miguel le preguntó a su padre sobre cómo un ser humano sería capaz de hacer eso (refiriéndose a la extrema violencia aplicada a Jesucristo a lo largo de la película), a lo que Rogelio no respondió. Aunque María estaba preocupada por el bienestar de su hijo de 7 meses, Jacobo, debido al ayuno; su padre, Daniel, la convenció de que, cuando la señal d




ivina llegase, La Familia tendría una comida parecida a la “Última Cena”.

En la noche, tras regresar del Pueblo por órdenes de Mariana, Daniel volvió, pero ahora acompañado de otros 7 niños desconocidos. El grupo se alteró, pues, mientras Fernanda, Carlos y Karla estaban de acuerdo en que La Familia tenga más integrantes; a María, Rogelio, Santiago y David no les agradaba la idea de darle la bienvenida a aquellos que no fueran familiares. Aprovechando su poder, y debido a la tercera regla, Mariana exigió silencio y ordenó que los nuevos sean bienvenidos a su secta, con Daniel asegurando que había extendido la noticia del ritual a todo Pinal de Amoles; con cualquiera a ser invitado a unirse, y estos pequeños se habían ofrecido voluntariamente. Miguel, Amelia, Andrés e Iris comenzaron a hacer amistades con los niños.

Día 2​

A las 5:00 a.m, Jacobo comenzó a llorar. María descubrió que era debido al hambre. Consecuentemente, ella y su esposo Rogelio, decidieron que ella amamante a su hijo, rompiendo con el ayuno. Daniel les exigió no hacerlo. En ese momento, Mariana se alteró y empezó a gritar, asegurando que el niño había cometido una ofensa y ahora estaba poseído por el Diablo. Ciegamente, para proteger a la supuesta reencarnación, Daniel ordenó matar al bebé. Los papás se negaron rotundamente, pero él, con ayuda de Carlos y Santiago, a quienes tenía amenazados, le arrebató al niño a María, lo metió dentro de un saco bruscamente y, gritando mientras rezaba un Padre Nuestro, golpeó violentamente el saco con el bebé dentro contra las paredes, el suelo y cualquier superficie rocosa o dura, hiriendo severamente al bebé, pero no matándolo. Para acabar con él, mientras Carlos y Santiago detenían a su madre y a Rogelio, mutiló al bebé con una hoz, amputandole los brazos, las piernas y la cabeza. El cuerpo fue echado a una fogata recién hecha. Rogelio trató de enfrentar a su papá, pero Daniel, creyendo que atacaría a Mariana y que estaba poseído, le cortó gran parte del abdomen con la hoz. Después de amenazar a La Familia entera, y recordarles la razón de por qué estaban ahí, Daniel destruyó la televisión y empezó a tener relaciones sexuales con Mariana, quien ahora estaba calmada.

Los niños estaban traumados por el horror que han visto, pero muchos trataban de no llorar por miedo a lo sucedido con el fallecido Jacobo. Con el paso de la tarde, los efectos del ayuno, lo que involucra que dolores de cabeza, malestar gástrico, náuseas o vómitos, estreñimiento, mareos, debilidad o irritabilidad, se fueron haciendo presentes entre la Familia, siendo las alucinaciones las más constantes. Mientras Iris tenía una visión de que Mariana tiene la cara de un diablo, María, destrozada, trataba de consolar a un niño llamado Ángel debido a las náuseas. Éste dijo:

-Quiero a mi mamá- lo que le hizo que la mujer se confunda y comience a sospechar.

Día 3​

María y Fernanda lograron curar la herida de Rogelio, cosiendo y desinfectándola. Dos de los siete niños nuevos murieron por deshidratación, pero Daniel y Mariana se veían indiferentes ante esto. Mientras La Familia le rezaba a dios, Mariana, Andrés, Amelia, Iris y Miguel se escabulleron para ir hacia donde estaban los cuerpos de los dos niños. Para su horror, se vieron obligados a arrancarles partes de piel para llegar al músculo y comerlo. En medio de su comida, Daniel se dio cuenta de que los cuatro pequeños estaban desaparecidos, y comienza a gritar sus nombres. Los infantes se escondieron entre los arbustos mientras el perseguidor los buscaba. Los niños se limpian la sangre, escondieron los cuerpos de nuevo y formaron una coartada de que fueron a orinar y debían esperar turnos. Daniel los encontró y se creyó el acto.

En la tarde, mientras el grupo jugaba un juego de mesa traído por Carlos, Daniel se dio cuenta de que Andrés tenía manchas de sangre recién resecas en su manga. Lo sometió y le dio un puñetazo en el estómago, haciéndolo vomitar, revelando pedazos de carne y piel. Furioso, arrastró al desobediente, para horror de La Familia, hacia el escondite de los cuerpos y, frente a ellos con las marcas de mordidas y piel faltante, le obligó a confesar su “crimen”. El acusado lo hizo, por lo que el acusador lo arrastra a una roca cercana. Apoyó la cabeza del niño sobre ella, le pisó el cuello para mantenerlo ahí y, con un hacha proporcionada por Carlos, decapitó al infante. Miguel trató de escapar, pero Daniel se dio cuenta y le lanzó el hacha, dándole en la espalda y tirándolo por el barranco del cerro, dándolo por muerto.

Para compensar el crimen, ordenó a Carlos y a Santiago (hablando por Mariana) amarrar a las niñas en un tronco fuera de la casa para que el Diablo haga lo suyo con ellas. Carlos y Santiago estaban a punto de hacerlo, pero David los confrontó, ordenándoles no hacerlo, pero le hicieron caso omiso. Para evitar que Daniel le haga daño a David, Fernanda lo obligó a meterse a la casa y rezarle a Mariana, aunque en realidad quería planear con él y algunos miembros un escape hacia el pueblo y llamar por ayuda, lo cual se llevaría a cabo esa misma noche. Mientras Mariana, Daniel y Santiago estaban distraídos (Carlos había ido al pueblo por materiales para construir una cerca); María, Rogelio, Fernanda, David, Karla y los siete niños se escabullen de la casa y desamarran a Amelia e Iris, siendo ésta última la más grave en salud, pues, debido al frío, le había dado hipotermia. Al ya estar listos para irse, son descubiertos por Carlos, quien estaba armado con un rifle recién comprado. Sin embargo, en vez de delatarlos, los dejó ir, prometiéndoles darles tiempo para escapar. La Familia quedó separada debido a la oscuridad de la noche. María, Rogelio y Amelia se dirigieron al norte; Fernanda, David e Iris se encaminaron al este; mientras que Karla y los cinco niños se fueron hacia el oeste.

MARÍA, ROGELIO Y AMELIA​

Los tres, después de separarse accidentalmente, se perdieron en la inmensidad del bosque. Después de 10 minutos, decidieron debajo de un árbol y mirar las estrellas, con Rogelio prometiéndoles llegar al pueblo, llamar a la policía e irse para siempre del pueblo hacia Cozumel, Yucatán (un plan que tenía desde el inicio).

En sueños, Amelia se despertó y siguió a una figura blanca, sosteniendo de la mano a dos niños: Andrés y Miguel. Ella los siguió hasta un claro, donde descifró que la figura es a Vírgen de Fátima, quien, al voltear, le susurró que no despierte. Ella, entonces, despiertó de su sueño, y a lo lejos ve a una figura ir por el bosque. Al igual que antes, la siguió, llegnado al claro, pero no vio nada. En vez de eso, Santiago apareció de entre las sombras y la atrapa, entre lágrimas, revelando que hace esto porque Daniel y Mariana le amenazaron con matar a Karla si no obedecía, y que ya había cobrado el precio de un descuido (Andrés). Entonces, la obligó a decirle dónde está el resto de los fugitivos. Amelia se vio forzada a obedecer y Santiago sometió a Rogelio. Después, el hombre los llevó a los tres de regreso a la cabaña.

FERNANDA, DAVIS E IRIS​

Los tres deambulaban por el bosque hasta llegar a una cabaña. Se aterrorizaron, pero se dieron cuenta de que no es la cabaña. Esta le pertenece a un hombre llamado Don Ronaldo, quien se había ido a vivir al bosque para estar un poco más tranquilo, y alejarse de la sociedad después del fallecimiento de su hermana. El señor les dio refugio, comida y agua. Después, trató de revisar a Iris, quién le susurró a su madre que María estaba poseída por el mismísimo Diablo, y lo había estado desde el principio. Sin embargo, en medio de la escena, Iris murió por dificultad respiratoria.

En la noche, tras meter a la fallecida a una bolsa, dispuestos a llevarla al pueblo y enterrarla apropiadamente, David y Fernanda, aún dolidos por la pérdida, le contaron todo a Ronaldo. Debido a que este no tenía teléfono ni ninguna forma de comunicarse con alguien, decidieron ir a la mañana siguiente al pueblo, ya que estaban a 25 minutos de allí).

Al dormir, el sujeto despertó a ambos, ordenándoles esconderse, pues alguien estaba merodeando por el lugar. Tras unos momentos de tensión, una persona comenzó a atacar la cabaña desde dentro, tratando de llamar la atención de quienquiera que estuviera dentro. El atacante resultó ser Daniel, pues los tres habían dejado un rastro de huellas tras de sí. Ronaldo lo enfrentó con su escopeta, y Daniel le confrontó con su hoz. El dueño logró dispararle y Daniel cayó al piso. El hombre entró a la casa y revisó si los dos adultos estaban bien, pero fue apuñalado y brutalmente asesinado por Daniel, quien solo tenía un roce de bala en el costado izquierdo. Daniel entonces los obligó a regresar a la cabaña con el cuerpo de la niña en brazos.

KARLA Y LOS CINCO NIÑOS​

Éstos fueron los únicos que llegaron al pueblo por el camino correcto. Fueron recibidos y auxiliados por vecinos, quienes avistaron su presencia. Fueron llevados a la estación de policía más cercana, donde Karla y los cinco niños testificaron los hechos. En el lugar, el director de la comisaría, Argelio Morales, le reveló a la mujer que, del pueblo, siete niños habían desaparecido una noche; lo que la llevó a saber que Daniel nunca esparció la noticia por el pueblo y que los infantes no fueron voluntarios, sino que habían sido secuestrados por el señor con la amenaza de que les mataría a los padres de cada uno si no iban con él.

Los padres llegaron, y varios se ven felices por el reencuentro con sus hijos, excepto un par, quienes estaban llorando (era los progenitores de los dos niños deshidratados). Además, Argelio le revela que ya se estaban preparando para un equipo de búsqueda y arresto para buscar a toda la Familia Sarajevo, pues un testigo ya había dicho todo a la policía. Karla, tras despedirse de los niños y alimentarse, es escoltada por unos policías a un hospital, donde el testigo se encuentra, después de darles la ubicación de la cabaña a la policía, quienes armaron un equipo para ir de inmediato al lugar.

EN LA CABAÑA:

María, Rogelio, Amelia, David, Fernanda y el cuerpo de Iris ya habían sido devueltos a la cabaña. Debido al ayuno, Mariana estaba muy débil, y comenzó a alucinar que los integrantes estaban manchados de “oscuridad del Diablo”, por lo que, para limpiarlos (más castigarlos), les dio latigazos a cada uno; revelándoles también que planeaban sacrificar a los siete niños para Mariana, y cada cuerpo, después de la llegada de la señal divina, le sería de alimento a la anciana para “purificar el alma de la humanidad pecadora”, al ser ella la Reencarnación, siendo ésta la gran comida que tendrían de la que Daniel hablaba al principio.

En el proceso de tortura, cada integrante empezó a tener alucinaciones surrealistas, relacionadas con el Cielo, la Tierra y el Infierno, en especial Amelia, quien vio de nuevo a la Vírgen de Fátima, cantándole una canción de cuna y dándole de comer frutos del bosque. En este arrebato, Amelia regresó de su alucinación y atacó a Daniel, sosteniéndolo del cuello. Éste se logró liberar y sometió a Amelia, con Santiago obligado a ayudarle, amarrándola de pies y manos, y arrastrándola fuera de la cabaña. Ahí, se pudo ver que Daniel también había asesinado a Carlos con una piedra de ocho kilos en la cabeza. Tras dejarla ahí, cuando estaba a punto de dejarle caer la piedra también, Rogelio llegó, armando una pelea. Sin embargo, accidentalmente, debido al empuje, Daniel dejó caer la piedra sobre Amelia, quien murió al instante. Debido al dolor y sufrimiento, decidió desquitarse con Daniel, golpeándolo. Santiago llega, al parecer, para defender a Daniel, pero en vez de eso, lo ataca también, golpeando y pateándolo.

En medio de la pelea, sucedió un sismo, lo que sacudió a la región entera. Mariana se volvió loca y comenzó a gritar que esta era la señal divina, y que Dios le había confirmado que ha hecho lo correcto por el bien común. En la distracción, Daniel tomó la escopeta de Carlos y le disparó en la pierna a Rogelio y al brazo a Santiago. Al estar a punto de dar el disparo final, con los otros rezando, alguien le disparó en el cuello. Daniel cayó muerto al momento en que la policía entró en escena.

Se llevaron a todos los integrantes y cuerpos, y comenzaron la investigación. Todos, excepto Mariana, quien ha sido arrestada, son llevados al hospital, donde se reencuentran con los cinco niños, Karla y con el testigo, quien resulta ser Andrés, que había sobrevivido a la puñalada y a la caída.

10 meses después​

María y Rogelio, que al último le habían amputado la pierna, seguían llorando por la pérdida de Amelia, Miguel y Jacobo, por lo que hicieron un altar de Día de Muertos. David, Fernanda, Karla y Santiago (que había sido perdonado por su esposa y perdió su brazo), acompañados de su hijo Andrés, el cual había quedado en silla de ruedas, hacen lo mismo por Iris. Mientras David, Fernanda, Karla, Santiago y Andrés se mudaban juntos a la Ciudad de México, María le hizo una última visita a su madre Mariana, quien yacía recluida en un hospital psiquiátrico. María le reveló a su madre que Rogelio y ella planean irse a vivir a Cozumel como habían pensado, y que probablemente tendrían o adoptarían a un hijo. Entonces, ella se prometió nunca ser igual a su madre, que ella educaría a sus hijos como las personas que ellos mismos decidieran ser, religiosos o no. Pero que, debido a los acontecimientos en la cabaña (la cual David y Rogelio ordenaron demoler), la perdonaba, debido a su edad y a que todo esto fue porque ella es senil, además de ser la mujer que la había criado durante la mitad de su vida. Al pedirle a su madre que hablase, Mariana le suplica que rece por ella, la mismísima Virgen de Fátima, cuyo objetivo en el mundo es eliminar a los impíos, limpiando su pureza con la sangre de los pecadores. Decepcionada, María se alejó mientras Mariana citaba a la Vírgen de Fátima en un monólogo:

"Quieren ofrecer a Dios el soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviarles como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de suplica por la conversión de los pecadores. Cuando recen el rosario, digan después de cada misterio: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia". ¡Hagan sacrificios por los pecadores y digan muchas veces, y especialmente cuando hagan un sacrificio: "Oh, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!". Cuando vean una noche alumbrada por una luz desconocida, sepan que es la gran señal que Dios les dará de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, eel hambre, de la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir eso, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. ¡Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará!".