El Manuscrito de Munich dice que es un demonio de ilusión, que se lo puede convocar eficientemente en lugares ocultos y remotos, y que se pueden ganar sus favores ofreciéndole leche y miel. Si el mago llega a granjearse el favor de Demor, podrá hacer que este demonio cree inmensos castillos holográficos donde sea que lo requiera, aunque estos castillos duran poco tiempo.