Esta es la última parte.
Estoy en el buzón, está en el medio de un terreno baldío. El taxi me dejó aquí y me quedé quieto por un momento; los peligros parpadeaban y brillaban. Hierbas altas están sobre del pavimento. Veo cosas que se parecen a ratas correteando, oigo los clicks de sus uñas en cemento. El lote se encuentra en medio de una serie de edificios abandonados, hay cosas que se mueven por detrás de las ventanas rotas.
Los perros están ladrando en alguna parte, no los puedo ver, pero creo que están cada vez más cerca. Caminé en círculos tres veces por el buzón. Repito las palabras que la pasta decía, tres veces: "Mira, los destinos crueles me recuerdan y el sueño esconde mis ojos nadantes."
Creo que es de un poema, pero cuando busqué en Google anoche no pude encontrar nada.
El eco del ladrar de los perros está cada vez más cerca, ya casi termino con esta carta.
No quiero terminar, no quiero poner esto en el buzón, no quiero averiguar si esto está bien o mal; sí es que recordaba todas las cosas que tenía que hacer, si dije todas las cosas correctas en el momento adecuado, porque no puedo imaginar que lo hice. Creo que tenía que decir algo al taxista, me preocupa sí se suponía debía hacer algo más en el restaurante. ¿Debí haberme sentado en la fila catorce en el autobús en lugar de la decimotercera? Todas estas piezas podrían haber salido mal.
Puedo ver a los perros ahora, y estaba equivocado: es solo un perro. Quiero decir, no es un perro, no exactamente. Tiene demasiadas cabezas para ser un perro, está gruñendo y puedo ver sus dientes; son de color blanco brillante, como blanqueadas estrellas en un cielo negro. Siento el calor que viene en oleadas de debajo de su piel, regula el ritmo del perímetro, mirándome con esos ojos de color mortífero. Sé que tengo que dejar de escribir, lo sé. Esta es la última parte.
Si estás leyendo esto, sabes lo que pasó. Estoy bastante seguro de que vas a estar leyendo esto, se suponía debía darle las gracias al taxista. No he dicho nada al taxista, acabo de recordar.
No debí haber hecho esto, solo quería traer a mi madre de nuevo. Eso es todo. No debería haberlo intentado, estamos vivos y estamos muertos. No debemos pretender que podemos cambiar una sola maldita cosa, nunca.
Te echaré de menos, chica. Recordar siempre lucir bien. A la mierda esas perras normcore wannabe. Luce fantástica, no leas más historias de miedo en Internet.
Y esto no fue culpa tuya, Emma. Creo que escribí que lo era, no lo fue. No te sientas mal, Em. Voy a enviar la carta ahora, no te sientas mal.
Estoy en el buzón, está en el medio de un terreno baldío. El taxi me dejó aquí y me quedé quieto por un momento; los peligros parpadeaban y brillaban. Hierbas altas están sobre del pavimento. Veo cosas que se parecen a ratas correteando, oigo los clicks de sus uñas en cemento. El lote se encuentra en medio de una serie de edificios abandonados, hay cosas que se mueven por detrás de las ventanas rotas.
Los perros están ladrando en alguna parte, no los puedo ver, pero creo que están cada vez más cerca. Caminé en círculos tres veces por el buzón. Repito las palabras que la pasta decía, tres veces: "Mira, los destinos crueles me recuerdan y el sueño esconde mis ojos nadantes."
Creo que es de un poema, pero cuando busqué en Google anoche no pude encontrar nada.
El eco del ladrar de los perros está cada vez más cerca, ya casi termino con esta carta.
No quiero terminar, no quiero poner esto en el buzón, no quiero averiguar si esto está bien o mal; sí es que recordaba todas las cosas que tenía que hacer, si dije todas las cosas correctas en el momento adecuado, porque no puedo imaginar que lo hice. Creo que tenía que decir algo al taxista, me preocupa sí se suponía debía hacer algo más en el restaurante. ¿Debí haberme sentado en la fila catorce en el autobús en lugar de la decimotercera? Todas estas piezas podrían haber salido mal.
Puedo ver a los perros ahora, y estaba equivocado: es solo un perro. Quiero decir, no es un perro, no exactamente. Tiene demasiadas cabezas para ser un perro, está gruñendo y puedo ver sus dientes; son de color blanco brillante, como blanqueadas estrellas en un cielo negro. Siento el calor que viene en oleadas de debajo de su piel, regula el ritmo del perímetro, mirándome con esos ojos de color mortífero. Sé que tengo que dejar de escribir, lo sé. Esta es la última parte.
Si estás leyendo esto, sabes lo que pasó. Estoy bastante seguro de que vas a estar leyendo esto, se suponía debía darle las gracias al taxista. No he dicho nada al taxista, acabo de recordar.
No debí haber hecho esto, solo quería traer a mi madre de nuevo. Eso es todo. No debería haberlo intentado, estamos vivos y estamos muertos. No debemos pretender que podemos cambiar una sola maldita cosa, nunca.
Te echaré de menos, chica. Recordar siempre lucir bien. A la mierda esas perras normcore wannabe. Luce fantástica, no leas más historias de miedo en Internet.
Y esto no fue culpa tuya, Emma. Creo que escribí que lo era, no lo fue. No te sientas mal, Em. Voy a enviar la carta ahora, no te sientas mal.