Carta de ritual II

shinhy_flakes

Jinete Volad@r
Miron
Bakala
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Todavía estoy vivo. Soy un comensal, supongo. Es una cena rara, algo así como muy raro.

Me estoy perdiendo, Em.

Este lugar –permíteme describir el autobús primero. El autobús: Jesús, el autobús. La pasta decía que no debía hablar con nadie en el autobús, no es difícil. El autobús era como el de una película de terror.

Las luces encienden y apagan en el pasillo. Cuando las luces están encendidas, es posible ver a los demás pasajeros, me gustaba más cuando no podía.

Probablemente había otras quince personas en el autobús. Esa *estremecimiento* cosa esperando conmigo en la parada del autobús no subió, tuve que pasar por delante de eso para llegar a la puerta del autobús, no se movió. Después me senté en el autobús (di un dólar al conductor, me dirigí a la decimotercera fila, he seguido las instrucciones), miré por la ventana. Incluso en la tenue luz de la mañana pude verlo, era alto y negro. Se movía de una manera extraña, como sí todos sus huesos se hubieran roto y puesto en su lugar de nuevo o como sí hubiera robado huesos de otras personas y los pusiera dentro de él.

Lo vi arrastrarse hacia el alcantarillado. No sé cómo entró, se inclinó me parece. Y entonces el autobús se había ido, pasando a través de lo que deberían ser calles reconocibles. Pero no lo eran. No eran reconocibles en absoluto.

La pasta decía que mi teléfono no debía funcionar, y no lo hace, simplemente me sigue diciendo que está en busca de la red. Así que tengo que tratar de recordar las instrucciones de mierda a la perfección. Esto apesta, todas las pastas de rituales que he leído, se están mezclando. No puedo recordar lo que incluso se supone debo decir en esta cafetería cuando me preguntan por el café.

Pero, oh dios: el autobús.

Estas cosas en los asientos, tenían capuchas y ropa negra. Pero vi cosas, tentáculos, creo que vi tentáculos. Oí un gorgoteo, uno estaba goteando, por el amor de dios. Y el olor, ese olor.

El conductor del autobús se detuvo dos veces. En la tercera parada, recordé tenía que bajar, no quería bajar. No quería tener que caminar junto a esas cosas. Finalmente me puse de pie. Todos miraron, yo bajé la mirada para no mirarlos. Esas fueron las instrucciones: no mires a los pasajeros a la cara. Traté de olvidar las instrucciones adicionales, "si es que las tenía."

El pasillo de la parte delantera del autobús me pareció como sí tuviera millas. Tal vez más tiempo, ¿qué es esa expresión? ¿Eso es estrictamente una medida? Lo que sea. Tardó más que para siempre.

Y entonces uno de ellos dijo mi nombre, susurró. En una voz muy baja, dijo mi nombre y mi cumpleaños, también dijo el nombre de mi viejo perro. Su voz sonaba como si alguien hubiese dejado un juguete en la lluvia. Todos ellos comenzaron a repetir una letanía de mí, todos mis secretos, mis historias, todos los momentos de mi vida en un tono terriblemente bajo, y yo seguí adelante hasta que llegué a la puerta.

Salté y el autobús crujió en la distancia. El cielo se había vuelto más oscuro en vez de aclararse. Yo estaba en una esquina de una calle, rodeado de edificios de oficinas y tiendas cerradas. La cafetería que estaba buscando estaba al otro lado de la calle. Podía oír el tráfico, pero no pude ver ningún auto. El letrero de la cafetería era un anunció de neón que zumbaba. Crucé la calle y me entré.

Ahora estoy aquí, esperando por a la camarera, esa es la parte siguiente. Hay un par de personas aquí. Sólo están mirando a sus tazas de café, no estoy observando a nadie. Hay aire azul de cigarrillos, pero nadie aquí está fumando. Explícame eso, por favor. Explica cualquier cosa.

No sé lo que está pasando, la camarera se acerca, eso es lo que dijo: ¡Ha! Esto es para ti. Estoy tratando de no perder la cabeza.