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Jinete Volad@r
Miron
Bakala
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La vida.

El vivir.

El disfrutar.

El amor.

El cariño.

El respeto.

La ayuda.

La felicidad.


Son conceptos que, ojalá en algún momento, podría haber experimentado si es que tuviera otra vida. Esos conceptos son realmente vitales para la familia y la vida de si mismo. Pero eso no quiere decir que sea algo infalible. Puede haber conflictos familiares, pero naturalmente, por causa de ciertos factores o por prominencia del destino (o de uno mismo), ocurren esos conflictos y peleas, y son fáciles de solucionar. Muchas personas ven el lado positivo de las cosas, y siempre buscan dignidad en una pelea, conflicto, aprieto, problema, y hasta incluso, en un trauma. Ojalá pudiera tener un poco de ese concepto llamado “Dignidad”, pero la verdad me resulta muy difícil de conseguir. Ahora es imposible que lo consiga con todo lo que me ha pasado a lo largo de mi vida.

Déjame relatarte todos los calvarios que tuve que pasar durante toda mi maldita y mísera vida hasta hoy, para que puedas entender todo el contexto. Bueno, la verdad, mi vida es el calvario en carne y hueso, así que, para mí, eso no es de extrañarme, porque siempre lo ha sido, y lo he comprendido con el pasar del tiempo.



El origen de por qué estoy pisando suelo en este mundo comenzó hace 16 años, cuando una señora trabajaba como prostituta en un puticlub que quedaba a unas 10 cuadras de su casa. Un día se juntó con un sujeto que le ofreció un pago para que tuvieran relaciones sexuales. Ella lo aceptó, lo invitó a su casa, y tuvieron sexo. El detalle estaba en que tuvieron sexo sin protección, y en consecuencia quedó embarazada. El perdedor nunca se preocupó por ella cuando estaba embarazada, y muy pocas veces la iba a visitar solamente porque ganaba dinero a costa de vender su cuerpo para el consumo privado de otros, y no por el feto que aquella mujer tenía dentro. También, la mujer era igual que ese sujeto; no le importaba lo que tenía dentro, y consumía toda clase de drogas durante el embarazo.

Siguió así durante muchos meses, hasta que, en un fatídico día 25 de mayo, nació ese bebé en el hospital, y los doctores se enteraron felizmente de que era niña. Pero lo que ellos no sabían es que aquel bebé tendría una vida increíblemente miserable en el futuro.

Después de que el bebé naciera, lamentablemente, el bastardo y descuidado hombre se desentendió de la mujer y del bebé, y se mudó de lugar, dejando a la mujer sola con su bebé en una casa pequeña, antigua, y de aspecto desolador, como si estuviera casi abandonada; era la casa en donde esa mujer prostituta vivía.

La mujer, desesperada, se fue al puticlub con el bebé en brazos. Dejó al bebé solo, acomodado en una mochila grande como si fuera su cama, e intentando buscar a un hombre para que no solo le pague, sino que también, la acompañe para juntos cuidar ese bebé que tuvo con el otro hombre. Aunque no lo crean, lo consiguió. Comenzaron a cuidar al bebé durante un año y medio, cuando aquel bebé se convirtió en una pequeña niña que podía caminar, aunque sea con un poco de dificultad. La mujer le pagó al tipo por ayudarla con la bebé, y se fue, dejando nuevamente sola a ella y a su bebé. A pesar del progreso de ese bebé, la madre le daba más importancia a su trabajo que a su hija, y la dejaba sola, sin ningún juguete con que entretenerla, ni siquiera le ponía dibujos animados, y tampoco le daba suficiente afecto y cariño. A partir de los 7 años de edad, esa niña experimentaría la frustración de su madre; la ignoraba como si fuera un pedazo de basura, la alimentaba mal y de forma brusca, cada vez que estaba enojada por algún motivo se desquitaba con su hija, ya sea físicamente, verbalmente, psicológicamente, o las 3 cosas juntas.

Cuando la niña tenía 8 años, la madre comenzó a hacer su negocio de prostitución en casa. Su hija tenía que ver como su madre tenía relaciones sexuales con otros hombres, pero a la madre le importaba un carajo, lo único que le importaba era su asqueroso y sucio negocio, y no su pobre y traumada hija.

Recién a los 11 años, la niña entró al colegio. La madre había fingido que su hija la tuvo que cambiar de colegio porque el otro enseñaba pésimo y el costo de los estudios era considerable, cuando la verdad nunca la llevó al colegio hasta esa edad. La aceptaron como alumna nueva de 6to básico, y la niña no tenía ni la menor idea de lo que pasaba, ya que la madre saltó prekínder, kínder, y casi todo el periodo de los estudios de básica de su hija, porque a ella no le interesaba de nada. La mujer fingía preocupación y cariño por su hija delante de los demás, cuando la verdad la niña era ignorada la mayoría del tiempo por su madre debido a su negocio, era maltratada, y era utilizada como saco de boxeo.

Esa fue la primera vez que la niña entró al colegio a la edad de 11 años. No solo tuvo que soportar la burla, el bullying, el acoso, el hostigamiento, los insultos, las amenazas, y los vejámenes que le hacían sus compañeros, sino que además a la niña le iba sumamente mal en todos los ramos, debido a que, como ya saben, la niña no hizo el periodo desde prekínder hasta 5to básico por culpa de su maldita madre. Para colmo, los profesores utilizaban sus bajas notas para humillarla enfrente de todos sus compañeros de clase, y llamaban a su madre por su bajo rendimiento que tenía en los ramos. La madre simulaba preocupación cuando llegaba al colegio a buscar a su hija, pero llegando a casa, la madre la tiraba al suelo, la insultaba y menospreciaba mucho, la golpeaba como si fuera un saco de arena, y no le dejaba alimento durante todo el día, mientras que ella continuaba con su pútrido negocio. La niña lloraba en silencio, y lo único que ella quería era desaparecer de este mundo.

Pasó el tiempo, y ahora la niña era una preadolescente de 13 años de edad. Fue la primera vez que ella tuvo acceso a Internet. Tenía acceso a Internet una jovencita sola, ignorada, maltratada, basureada, tonta, depresiva, trastornada, enferma, y con tendencias al suicidio y a la locura. Que más se podía agregar. En ese momento la niña cursaba 8vo básico. La madre consiguió un nuevo novio, el cual era un sujeto de 38 años de edad, y este era un tipo que a la niña no le agradaba; siempre la veía como una mujer, y no como su hijastra.

Un día, en el colegio donde inútilmente estudiaba ella, hicieron una convivencia por el Día del Niño. En ese día, la niña estaba tranquilamente comiendo snacks y tomando jugo, cuando un grupo de chicos y chicas la rodearon, y uno de los chicos le pidió que se uniera a ellos para hacer travesuras de chicos para divertirse un rato, y la niña, entusiasmada, dijo que sí y se unió. Lo que no sabía ella era que la estaban manipulando. Luego de aceptar la propuesta del chico, agarraron a la chica de las manos y se fueron a un solitario rincón de la escuela en donde nadie veía y nadie daba importancia. Ya estando en ese lugar, la chica preguntó que era lo que haría junto a ellos, y los chicos no dijeron nada, y solo empezaron a golpear a la pobre chica hasta dejarla inconsciente. Después, el grupo formó un círculo, y uno de los chicos se acercó a la chica inconsciente en el piso, y acto seguido se bajó el pantalón, mientras una chica grababa el acto; así fue como la tonta y pobre chica fue abusada sexualmente de una forma humillante. Era un chico, después venía otro, y así sucesivamente, hasta las chicas participaron en aquella degenerada actividad, metiendo sus dedos en las dañadas partes privadas de la pobre chica que se quejaba del dolor. Lo peor era que nadie se enteró de aquella acción en ese momento y, además, los compañeros que participaron en el juego del abuso grabaron todo el hecho, y la pobre chica no sabía de nada, hasta que lo publicaron en Internet, desprestigiando su imagen pública. Luego de ese incidente, no solo personas del colegio, sino que muchas personas vieron el video en Internet, y en vez de difundirlo y denunciarlo, comenzaron a burlarse de la chica violada, a insultarla, y a comúnmente llamarla “puta puberta”, haciendo spam por todos lados del Internet con ese adjetivo. Esto provocó que la expulsaran de por vida del colegio, y que su reputación en Internet esté completamente por los suelos. Y no solo eso, sino que los abusos físicos y verbales de su madre empeoraron. Ahora los golpes pasaron a ser de puño y pie en vez de cachetadas, los insultos eran más venenosos e hirientes, entre los más comunes le decía “pequeña puta”, mientras que el bastardo que su madre tenía como pareja la miraba fríamente sin decir nada. Un día, cuando la madre fue a comprar cosas para ella y su pareja, ese tipo se acercó a la chica, y ella le preguntó qué quería. El tipo le dijo que estuvo observando todo lo que pasaba, y que sentía lástima por ella, así que quería darle un regalo para animarla. La chica no perdió la esperanza, y confió en él. En ese sentido fue una tonta ignorante. El tipo la llevó a su pieza, encerró la puerta con llave, y adormeció a la niña poniéndole un paño con cloroformo durante unos 2 minutos y medio. Después de eso, el tipo comenzó a bajarse los pantalones, y empezó a abusar sexualmente de ella, y para colmo, abusaba de ella de forma oral. Había un secreto que ocultaba él mientras abusaba de la niña, y era que tenía una enfermedad de transmisión sexual, la cual era nada más y nada menos que el VIH. Exacto. La niña había sido, no solo abusada sexualmente de forma oral, sino que además fue contagiada de VIH. Cuando ella despertó, despertó en su cama, acostada, pero sentía la boca extraña; como si su saliva fuera alguna especie de mucosa, cuando la verdad era otra cosa. Tragó esa “saliva” e ignoró ese detalle.

A medida que pasaba el tiempo, la depresión, las alucinaciones, los desvaríos, y los problemas mentales de la chica iban de mal en peor, y para quitar esos problemas, tenía que recurrir a las drogas para calmarse.

Cuando la chica tenía 15 años de edad, consiguió pareja; una chica de 19 años de edad que era muy posesiva y malvada con ella; en sus relaciones hacía actos sadistas, la agredía sin motivo alguno con el argumento de que así amaba, y además era una asesina en potencia, ya que ella, cada vez que veía a un gato callejero por la calle, lo mataba de cualquier manera posible, y lo disfrutaba.

Un día, aquella chica de 15 años de edad, tuvó alucinaciones fuertes; escuchaba voces en su cabeza diciéndole toda clase de cosas feas y nefastas. Trataba de sacárselas de la cabeza de cualquier forma posible, pero era imposible, además de que su madre le había escondido las drogas para que ella no las tomará. Ella no sabía qué hacer, hasta que las voces repentinamente pararon en su cabeza. Se extrañó mucho, y ahí fue cuando, enfrente suyo lo vio; era un chico. Su apariencia parecía tener unos 16 años de edad, tenía una vestimenta blanca, sucia, y desgastada, su piel era pálida, tenía el cabello negro, y sus ojos eran opacos y sin pupilas. La miraba con una expresión de melancolía, y tenía la mirada perdida en la nada, aunque ella sabía que la mirada iba hacia ella. Entonces, ella le preguntó quién era, pero el joven no contestó, pero después de unos 20 segundos, le habló, diciendo su nombre, el cual se llamaba Darío. A partir de ese momento, fueron como 2 imanes atrayéndose uno al otro lleno de comprensión y amor, amor del cual nunca experimentó la chica; era como un amor de un familiar hacia ella. Un detalle a resaltar era que ese joven solamente aparecía cuando no había nadie en la casa, y así fue pasando los días, semanas, y meses, con abusos por parte de madre, padrastro, y novia, y con amor de un amigo fiel y paternal como lo es Darío.



Esa es toda la historia de como yo puse un pie en este mísero mundo para comprender la mierda de vida que he venido llevando todo este tiempo, hasta el día de hoy que cumplí los 16 años..

Toda esa historia se la conté a Darío, mi joven amigo, después de haberme encontrado llorando en silencio en una esquina después de una paliza horrible de mi madre. Finalmente exploté, y le conté todo a él después de que mi madre saliera de la casa a hacer algo que no es de mi incumbencia. Él me quedó mirando de forma melancólica mientras que yo lloraba esta vez de forma desconsolada y a moco tendido, porque había soportado mucho dolor y sufrimiento en esta vida, que ahora me es casi imposible soportar. Lo que sí sé es que llorar de cualquier manera no sirve de nada ni arregla nada. Luego de calmarme un poco y relajarme, le expresé a Darío mis tan deseados planes de suicidarme, porque qué sentido tiene estar viva si soy un deshecho, no sirvo para nada, me tratan como si fuera mierda, y toda la gente me odia. Darío me comprendió al instante, así que él inventó un juego para beneficiarme a mí de alguna manera, y hacer que para siempre esté acompañada de él; al juego le puso un nombre llamado: “3 en 1”. No entendí el nombre, pero Darío me explico que el juego va a iniciar mañana, y a medida que avance, iré comprendiendo el juego. Le dije que está bien, que esperaré hasta el siguiente día. Darío sonrió de forma extraña, por no decir tétrica.

Esperé hasta siguiente cuando la casa quedaba sola conmigo adentro de ella, y mi joven amigo Darío apareció. Esta vez, algo había cambiado en él. Ahora él tenía en sus brazos unas cicatrices que formaban unos 3 símbolos iguales; eran 3 marcas paralelas y una marca traspasándolas. Él me las mostró, y me dijo que, con eso, podría vivir en paz y mi vida cambiaría para bien. Me dijo que buscara un cuchillo no tan grande de la cocina, y le obedecí. Fui a buscar un cuchillo casi tipo navaja, porque si lo hacía con uno grande, el juego se haría difícil. Luego de encontrarlo, fui a donde estaba Darío. Y luego, él me dijo que me hiciera un símbolo de los que tenía en el brazo. Como ya antes inútilmente me había intentado suicidar de todas las maneras posibles, esta vez estaba decidida de hacerlo, y me tallé ese símbolo a la altura del codo del brazo izquierdo; me hice un corte recto no tan largo, y después me hice 3 cortes paralelos atravesando el otro corte. Me sangraba mucho, pero mi amigo Darío me dijo que no me preocupe, que luego verá el efecto que tiene. Darío miró hacia la cocina de la casa, y me dijo que mirara allá, miré hacia allá, y vi a mi madre muerta en el piso, desangrada; tenía las muñecas talladas con ese mismo símbolo. Yo empezaba a sentir como si me quitaran pesos que tenía encima de la cabeza, y me sentía satisfecha y feliz. Luego, Darío me dijo que me hiciera otro símbolo igual que el otro. Yo, sin dudar, lo hice, pero esta vez en medio del brazo derecho, y también, como la otra herida, me sangraba mucho. Luego de hacerlo, Darío me dijo que vaya hacia la pieza de mi madre. Fui hacia allá, y me encontré con mi padrastro pederasta muerto en la cama; en sus muñecas tenía las mismas marcas que tenía mi madre, tiñendo las sábanas de un rojo oscuro. Estaba alegre, sentía que poco a poco estaba recuperando "libertad", se podría decir. Darío me llamó para que viniera, y fui. Ahora, Darío me dijo que, para terminar el juego, me tenía que hacer el tercer símbolo en uno de los brazos. Elegí el brazo izquierdo, y con el cuchillo me corté ese símbolo justo en la muñeca. En este punto empezaba a sentir una especie de adormecimiento. Darío me dijo que fuera al baño, y fui hacia allá. Cuando llegué al baño, encontré a mi sádica novia muerta en la bañera; también tenía las mismas marcas en la muñeca, y la tina estaba hasta menos de la mitad llenada con sangre de mi novia. Luego de ver todo eso, sentí libertad, placer, y mucha felicidad, al saber que me he quitado todos los problemas que tenía, pero me estaba dando un adormecimiento, como si en cualquier momento fuera a caer inconsciente. Entonces fui hacia donde estaba Darío, él me abrazó, y me acomodó entre sus piernas, y me dijo que me relajara y esperara. No sentía dolor alguno, lo único que yo sentía era cansancio y algo así como sueño. Fue en ese momento, con Darío acariciándome la cabeza, que me dormí.

Mas tarde, desperté en mi cama con Darío al lado. Me sorprendí al ver a Darío, ya que ahora era un chico normal, bello, atractivo, y muy hermoso, y no era como el de antes; sucio, pálido, y con ojos vacíos y sin pupilas. Me impresioné al verlo, pero lo que noté fue que las marcas que tenía en las muñecas seguían ahí. Algo que yo noté en mi es que ya no sentía que tenía depresión ni padecía de trastornos mentales y emocionales, y todos esos problemas que yo tenía cuando convivía con la bestia de mi madre, el degenerado de su esposo, y la sádica de mi novia. Ya no necesitaba nada, estaba como nueva y sana. Me levanté de la cama, y fui con Darío hasta la entrada de mi casa. Cuando fuimos hasta allá, en el suelo estaba mi cadáver pálido manchado de sangre, con los brazos cortados formando esos símbolos, y el cuchillo al lado mío. Cuando lo miré, se me cayeron unas lágrimas de la emoción, y Darío me miró con felicidad; la verdad, el juego que había inventado mi amigo Darío funcionó y dio frutos, y ahora soy libre, feliz, y por fin descansaré en paz. Y todo esto fue gracias a ese juego. Ese juego de 3 cortes en un solo corte. Ese juego llamado: